La coherencia y buen hacer de Ibon Navarro lleva a Unicaja a ganar la Copa dos años después
Superando claramente a Joventut, Tenerife y Real Madrid, a quien barrió en la final por 93-79, el cuadro malagueño ha sido un fiel reflejo del basket solidario, colectivo y bien avenido que predica el entrenador gasteiztarra, que suma su quinto título en dos años y medio desde que llegase a Málaga.
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De químico a alquimista; de entrenador de baloncesto a gestor de personas; de técnico de equipos de segunda fila, a estrella de un Unicaja que ha ganado en 2025 su segunda Copa en tres años; de entrenador de un equipo en ruinas a líder de un club que en dos temporadas y media suma dos Copas, una Copa BCL, una Copa Intercontinental y una Supercopa. Ese es el camino de Ibon Navarro en este del basket, sobre todo desde que llegase a Málaga, que festeja su recién conquistado título de Copa.
«Eres tan buen entrenador como tus jugadores quieran», titulaba este medio a principios de octubre una entrevista con Ibon Navarro, que sonreía al otro lado del hilo telefónico mientras se quitaba importancia en los títulos de Copa Intercontinental y Supercopa que su Unicaja había conquistado semanas atrás. El técnico gasteiztarra, en todo caso, atemperaba cualquier euforia al contextualizar aquellos éxitos al arranque de temporada y a los muy dispares estados de forma.
«Aunque el torneo (Supercopa) es oficial, aún se encuadra en la pretemporada y nosotros llegábamos con la preparación adelantada por haber tenido que preparar la Copa Intercontinental. Diría que son títulos "heredados" de la pasada campaña para poder echarle el cierre a un 2024 maravilloso», subrayaba Ibon Navarro, pero también advertía de algo tan obvio como fácil de olvidar cuando el éxito sonríe: «Ganar no es tan sencillo como parece».

Ganar no será sencillo, pero cualquiera lo diría viendo el desempeño de Unicaja en esta Copa 2025. Le tocó jugar el primer partido de toda la serie ante un Joventut de Badalona al alza, sin presión y con mucho peligro, y después de una primera mitad igualada, la escuadra malagueña se imponía por 100-83 a la Penya después de romper el partido con un parcial de 31-19 en el tercer cuarto, con Osetkowski, ‘Tyson’ Pérez y Kalinoski como principales anotadores.
Llegaba la semifinal, reedición de la final de Copa de 2023 ante La Laguna Tenerife de Txus Vidorreta y Marcelinho Huertas. 90-83 para los andaluces, un partido definido con otro gran tercer cuarto: 34-21 de parcial, con el catalán Yankuba Sima brillando sobre el aro, con Alberto Díaz y Kameron Taylor de lugartenientes.
Y la final, contra un Real Madrid que venía de pasar por encima de Manresa y Gran Canaria: 93-79, ganando tres de los cuatro cuartos, y rompiendo el partido con un parcial de 9-0 en los minutos finales, pasando de un 76-70 a un 85-70 ilevantable, con Kendrick Perry, elegido MVP de la final, sumando 27 puntos y 6 asistencias, por 20 tantos de un Kravish convertido, al igual que hace dos años, en el antídoto perfecto contra el gigante Edy Tavares –5 de 6 en triples– y Kameron Taylor ejerciendo de tercera pata de la mesa.
Más de 94 puntos por partido, más de 10 robos de media con solo seis balones perdidos, con Pérez, Osetkowski, Taylor –los tres partidos–, Carter, Perry –en dos–, Sima, Díaz y Kravish –en dos– sumando 10 puntos o más en algún partido, repartiendo 17 asistencias por partido y repartiendo los minutos en 13 de sus 14 efectivos, con la única ausencia de Melvin Ejim, de baja por lesión. Esa ha sido la andadura de Unicaja en la Copa, en el que ha dominado con puño de hierro, sumando su tercer entorchado en el «Torneo del KO», después de los ganados en 2005 y 2023.
Siempre alguien nuevo
Como «gestor de personas» que se define el técnico gasteiztarra, los modos de hacer las cosas en su equipo no tienen que ver con las clásicas jerarquías en el deporte de élite. «Precisamente porque los tiempos han cambiado, ya no funciona tan bien aquella "cultura del sufrimiento del deportista". Si no disfrutas, si no vas a gusto a trabajar y no eres consciente de que tienes alrededor a gente que quiere lo mismo que tú, no vas a rendir a tu máximo. Por eso es importante la personalidad del equipo que estamos construyendo en Málaga», narraba en la entrevista que tuvo a bien conceder a este medio en octubre. Una respuesta que casi parece una profecía autocumplida, en vista de sus declaraciones después de batir al Real Madrid en la finalísima del Gran Canaria Arena.
«Somos más gestores de personas que instructores técnicos-tácticos. Quien se queda fuera o dentro es más complicado que dar con la clave de ganar el partido (...) Es una cuestión de que todos sientan que son importantes y que todos confiamos en ellos (...) Por eso han aparecido jugadores nuevos, que tal vez no habían aparecido ni ayer –por el sábado–, ni el jueves, y que es lo que es este equipo, cada día aparece uno», aclaraba Ibon Navarro, haciendo bandera de la coherencia de su discurso.
Y en ese «cada día aparece uno» que esgrime Ibon Navarro, hasta los distintos MVPs le dan la razón, en el contexto de un bloque que se mantiene desde que Unicaja cambiara de cabo a rabo su plantilla para la temporada 2022/23: Tyson Carter fue el MVP de la Copa de 2023; Dylan Osetkowski se llevó el MVP de la Copa Intercontinental de 2024; Kameron Taylor fue elegido Jugador Más Valioso de la Supercopa del pasado mes de septiembre; solo Kendrick Perry repite, ya que a su MVP en la Final Four de la FIBA BCL de 2024 le ha sumado el de la Copa de Gran Canaria, resarciéndose con un partidazo del peligroso apagón que tuvo en semifinales, donde solo anotó una canasta en juego de siete intentos.
Ibon Navarro entra de paso en el selecto club de nueve entrenadores capaces de ganar la Copa más de una vez: Pablo Laso (6), Aíto García Reneses (5), Dusko Ivanovic (4), Xavi Pascual, Lolo Saiz, Svetislav Pesic (3), Sergio Scariolo, Sarunas Jasikevicius y ahora, el propio técnico gasteiztarra (2).

Ello implica que Unicaja pueda destacar sin necesidad de tener una rutilante estrella, en buena medida porque las rutilantes estrellas que no están en la NBA están en la Euroliga, como pudieran ser jugadores como Campazzo, Musa o Hezonja, destacados jugadores todos ellos que en la final de Copa, acabarían borrados por el trabajo defensivo de Unicaja. Un trabajo en el que participaron los 12 jugadores convocados –solo Tillie y Ejim se quedaron sin jugar–, en el que solo Osetkowski y Taylor superaron los 25 minutos y de juego y con solo Alberto Díaz –por problemas físicos– y Balcerowski por debajo de los 10 minutos de juego.
«El baloncesto ha cambiado mucho y ahora están los psicólogos que tienen una importancia vital, porque siempre se dice que el secreto del mejor rendimiento de un jugador está en la cabeza y en la mentalidad», recalcaba Ibon Navarro, resaltando que «a la hora de fichar a los jugadores, los equipos no miran tanto sus estadísticas sino en su papel a la hora de que sus equipos alcancen sus objetivos. No es necesario que los jugadores sean amigos, pero sí es importante que se lleven bien, (...) que entiendan que tanto ellos como sus compañeros tienen los mismos objetivos y que eso genere una buena relación».
Reválida y futuro
Ya en octubre quedaban dos preguntas en el aire con Ibon Navarro. «¿Y la Liga ACB?» La respuesta del gasteiztarra vuelve a ser coherente con su adagio de «ganar no es sencillo», con el recuerdo de la derrota en los cuartos de final de la Copa de 2024 y en las semifinales de la ACB ante UCAM Murcia con el factor cancha a favor.
«Hay un salto (en ganar la ACB) y más si empiezas a sentirte "obligado" a ello. Así perdimos en los cuartos de la Copa de 2024 en Málaga y en semifinales de la Liga ACB ante UCAM Murcia (...) No estuvimos al nivel mental adecuado, sobre todo en los partidos de casa, porque parecía que estábamos "obligados" a ganar y llegar a la final», subrayaba.

«Ganar no es tan sencillo como parece y desde luego, en la ACB podemos llegar a tener una opción, pero en ningún caso estamos "obligados" ante el Barça, al Real Madrid, al Baskonia o a Valencia Basket. Y ojo con el resto, porque como tú no sigas mejorando, empeoras y te ganan», remachaba.
Por lo pronto, Unicaja camina en la segunda plaza de la Liga Regular con un balance de 15-5, solo un triunfo menos que el Real Madrid, todo ello luego de un pequeño bajón –perdió dos de sus tres últimos partidos– que le ha servido para, por un lado, retomar la Copa con fuerza y, por el otro, alejar los focos del favoritismo de su espalda antes del «Torneo del KO».
Así pues, parece que va a ser cierto que detrás de aquel «Ibon tiene un plan» que le cantan en Málaga, el técnico alavés de veras tiene un plan para su equipo. La cuestión es saber qué planes tiene él.
Sacarlo de Málaga parece difícil, en buena medida por la sintonía completa que está logrando con el club y la afición, una «personalidad propia, de forma que aunque los jugadores y hasta el entrenador se vayan, pueda seguir siendo un Unicaja reconocible».
Pero más allá de lo que a día de hoy se respira en un Málaga renacido a nivel baloncestístico, habrá que preguntar a ese coto cerrado de jugadores y entrenadores que supone la Euroliga si Ibon Navarro pudiera volver a tener sitio, como hace un a década. «¿Asumirían las estrellas de los equipos de Euroliga esta filosofía de reducir sus minutos y sus números para involucrar a todo el mundo? Construir la química y la personalidad sobre la que levantar un equipo es un proceso muy bonito, pero muy complejo, porque antes que nada trabajamos personas», recordaba el gasteiztarra.
Y así, con esa coherencia en su discurso, Ibon Navarro engorda su sitio en la historia de Unicaja, y vuelve a alzarse con el título de Copa.