TERESA MOLERES
SORBURUA

Perfumes del norte y del sur: lilas y jazmines

La primavera es la estación en la que florecen las lilas norteñas y los jazmines sureños, mientras sus perfumes se cruzan en abril. Las lilas, plantas rústicas y caducas, pertenecen a las zonas temperadas de Europa y Asia. Los jazmines, de origen asiático, evocan al Mediterráneo con su floración escalonada hasta el otoño.

Al arbusto de lilas, Syringa, le gusta el sol y soporta algo de sombra pero en ese caso resulta menos florido. Por hibridación de especies asiáticas se ha conseguido un arbusto compacto y robusto, con flores blancas y lilas en panículos largos. Sin embargo, la tendencia actual tiende a lograr arbustos más ligeros, con flores pequeñas y abundantes siempre perfumadas y, en algunos casos, remontantes como la Syringa microphylla o Superba.

El jazmín o Jasminum es una planta trepadora que tiene flores amarillas o blancas algo rosáceas, de hojas persistentes con ramas ligeras. Su embriagador perfume está muy cotizado. A las variedades más olorosas, como son el Jasminum nitidum, y J. polyanthum, no se les puede sacar de la cuenca mediterránea porque son muy frioleras. Dos jazmines son especialmente interesantes para plantarlos en jardín por su rusticidad: el J. humile amarillo y el J. beesianum o jazmín rosa, aunque necesitan acolchado para sobrevivir con temperaturas bajas y perderán las hojas en invierno, buena época para podarlos, lo que no les impedirá perfumar de nuevo el ambiente en verano.

Debido a sus distintas procedencias, las necesidades de cultivo de lilas y jazmines no son las mismas. Las primeras toleran el suelo calcáreo y exigen buena alimentación; a comienzos de mayo es necesario un aporte de fertilizante rico en fósforo y potasio evitando el exceso de nitrógeno. Después de la floración hay que suprimir los panículos florales, se pueden sacar esquejes de las ramitas cortadas en abril o al final del verano y echarán raíces con facilidad.

A los jazmines les va la tierra fresca, no demasiado rica para obtener mayor floración y menos hojas; siempre con buen drenaje. A pesar de tener ramas trepadoras necesitan tutores de alambre y, al final del invierno, para fomentar la floración es necesario suprimir un tercio de las ramas viejas.