XANDRA ROMERO
SALUD

¿Es el gluten inflamatorio?

Últimamente, en distintos eventos sociales me he encontrado con no pocas personas que me aseguran que han retirado el gluten de su dieta pues les genera inflamación en distintos puntos del organismo. De modo que he decidido indagar en las distintas revistas científicas para intentar aclararnos acerca de si el gluten tiene o no un posible efecto inflamatorio.

Por un lado, los adeptos a este corriente antigluten advierten que síntomas como la colitis, gastritis, dolor de cabeza, dolor en articulaciones de manos, brazos o pies tienen su origen en el consumo diario de gluten. Aseguran que cuando se bombardea el cerebro de carbohidratos, muchos de los cuales están saturados de ingredientes con efectos inflamatorios (como el gluten) se producen efectos irritantes que dañan el cerebro. Asimismo, advierten que el gluten no solo es dañino para los celíacos, sino que para todas las personas, razón por la cual se debe retirar.

Lo cierto es que, a pesar de la rareza de esta enfermedad (afecta a un mínimo de 400.000 personas en el Estado español, lo que supone el 1% de la población), ha habido un aumento del consumo de alimentos sin gluten y también de personas que adoptan una dieta libre de gluten durante las últimas tres décadas. En 2016, en los Estados Unidos por ejemplo, se gastaron más de 15.500 millones de dólares en alimentos sin gluten.

¿Qué es exactamente el temido gluten? Nada más y nada menos que una proteína que se encuentra en muchos cereales como el trigo, la cebada, el centeno y la avena. ¿Y provoca inflamación? Pues para responder a esta pregunta, antes necesitamos saber varias cosas.

La primera: ¿Qué es la celiaquía? La enfermedad celíaca es una dolencia que afecta al intestino, y que es inflamatoria y crónica. Está causada por el gluten y les afecta a las personas genéticamente predispuestas que portan genes que los hacen susceptibles a esta enfermedad. Estos genes están presentes en aproximadamente el 30-40% de la población general, pero solo un pequeño porcentaje de portadores desarrolla la celiaquía.

El gluten es el desencadenante ambiental clave de esta enfermedad, pero su ingesta no explica completamente el inicio de dolencia; de hecho, hay muchos casos de personas que experimentan intolerancia al gluten en la adultez tardía después de muchos años de exposición al gluten. En consecuencia, las investigaciones actuales sobre el tema, sospechan de factores ambientales adicionales que puedan estar involucrados. Los estudios indican que los factores perinatales y posnatales influyen en la estructura de la flora microbiana normal y, por tanto, en el riesgo de enfermedad celiaca.

En un estudio de revisión sobre la flora microbiana y el gluten publicado en la revista “Annals of nutrition & metabolism” del año 2015, se recopilan varias investigaciones que advierten de que los pacientes con celiaquía tienen desequilibrios en la microbiota intestinal, aunque lleven una dieta sin gluten. Por lo tanto, se hipotetiza que la enfermedad puede promover la alteración de estas bacterias intestinales que agravan la sintomatología de la celiaquía y esta alteración, a su vez, puede iniciar y mantener la inflamación a través de la expansión de las células proinflamatorias y la disminución de las bacterias antiinflamatorias.

Lo segundo a tener en cuenta es que existe la sensibilidad no celiaca, que se refiere a pacientes no celiacos pero que tienen síntomas intestinales y extraintestinales poco después de ingerir esta proteína; estos síntomas desaparecen en las dietas sin gluten. De hecho, los estudios en estos pacientes muestran que, además, no expresan marcadores de inflamación tras comerlo. Por lo que se puede concluir que el gluten no provoca inflamación de la mucosa intestinal en pacientes con sensibilidad a él.

Y entonces, ¿puede provocar inflamación intestinal en personas sanas? Pues en el estudio “Health Benefits and Adverse Effects of a Gluten-Free Diet in Non-Celiac Disease Patients”, publicado el pasado febrero en una revista científica, concluyen que la evidencia emergente muestra que la evitación de gluten para los síntomas físicos o enfermedades distintas a aquellas específicamente conocidas por ser causadas por respuestas inmunes al gluten no es robusta ni convincente. De hecho, evitar el gluten puede estar asociado a efectos adversos en pacientes sin enfermedades comprobadas relacionadas con esta proteína.

De modo que no podemos afirmar que el gluten tenga propiedad inflamatoria alguna en personas sanas y ni siquiera en personas diagnosticadas de sensibilidad al gluten no celiaca.

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