TERESA MOLERES
SORBURUA

Granos germinados

C on los granos o semillas germinados podemos obtener concentrados de vitaminas en invierno. La historia nos cuenta que el navegante y explorador Capitán Cook evitó el escorbuto de la tripulación de su barco gracias al consumo de granos germinados de trigo.

Todos los granos germinan, es su función; pero no todos son comestibles, los de los tomates, pimientos o berenjenas son tóxicos y ante esto se impone un cuidado elemental. Para evitar riesgos, mejor comprarlos en una tienda de productos Bio garantizados y sin tratamientos pesticidas. Se recomienda comenzar con los granos más fáciles de alfalfa o lentejas, aunque luego podemos optar por los de soja, trigo integral, amaranto, alfalfa, garbanzos, guisantes o maíz. Resumiendo, cualquier semilla de leguminosa o grano de cereal se puede germinar.

La ventaja de comer granos germinados es que los brotes son más ricos en vitaminas. En el caso de las lentejas, primero hay que dejarlas a remojo ocho o diez horas. Parte de la vitamina B se pierde en la cocción, pero también contienen antioxidantes como vitamina C y betacarotenos y son de más fácil digestión. Su composición nutricional es más propia de hortalizas que de legumbres y su aporte calórico es menor. De hecho, un plato de lentejas cocidas tiene más nutrientes que uno de lentejas germinadas.

Para germinar en casa necesitamos un frasco de cristal de un litro que se tapa con una gasa y tres cucharadas de los granos o semillas escogidos que no hayan sido tratados ni congelados. Primero hay que humedecer las semillas doce horas en agua, aclararlas y escurrirlas. Luego, hay que colocarlas en el frasco cerrado por la gasa que impide la entrada de polvo. El problema está en que al necesitar humedad, aire y calor, se pueden producir bacterias si no se tiene un cuidado escrupuloso y se sigue la regla de enjuagar con agua corriente y escurrir bien los granos para evitar hongos y bacterias, dos veces al día.

El frasco debe colocarse en un lugar caliente y oscuro. Tardarán entre tres y diez días en germinar, según el grano elegido. Cuando los brotes alcanzan 2-3 cm están listos para comer. Incluso los podemos colocar en una ventana para que reciban la luz solar, produzcan clorofila y sean más nutritivos.