Todo cuanto se diga sobre el accidente aéreo y el tiempo climatológico es siempre provisional. Hemos entrado en la fase más corrosiva de lo que se sabe y se deja de saber del accidente de los Alpes. Todo corre con una rapidez inusitada y en el momento de escribir estas líneas lo que prevalece es que uno de los pilotos estaba fuera de la cabina minutos antes del accidente, intentando entrar en la misma. Una situación paradójica que da paso a todas las sospechas. Quizás la presencia de tanto jefe de estado y de gobierno en esa ladera alpina no sea una buena señal por ser un acto exhibicionista exagerado, de unión ante la tragedia.

Radios y televisiones, tiene desplazados a la zona a sus mejores efectivos comunicativos. Y deben sacar provecho de las dispensas de esos desplazamientos y dedican monográficos y, en demasiadas ocasiones, no tienen casi nada que decir. O muy poco. Estamos viviendo informativamente de silencios y de opiniones técnicas de pilotos y especialistas. Pero solamente nos ofrecen nociones del manual de uso de los aparatos y de las convenciones. No pueden saber mucho más porque todo es provisional.

En tarde anodina de “Más vale tarde”, apareció Curra Ripollés, hermana de uno de los fallecidos en el YAK 42 que había publicado una carta advirtiendo a los familiares de las víctimas sobre lo que les puede ocurrir y les recomendaba no hablar con nadie, no atender a abogados ni a agentes de seguros, que sepan que el gobierno no actuará a su favor, y que ahora es tiempo de dolor, de recuperar el cuerpo de sus allegados, de dejar trabajar a forenses y técnicos, y el resto es gentuza que quiere sacar provecho económico o político. Noción corroborada por familiares de víctimas de otros accidentes aéreos con flecos sin resolver. Todo es provisional.