Fede de los Ríos
JO PUNTUA

Analistas y anales en televisión

Habiendo aprovechado los cinco cortes publicitarios de la primera mitad de la película, en tareas como, el cambio de ropa «de salir» por la «de estar», la preparación de la cena, mear, bajar al garaje por el pan olvidado en el coche y, de paso, sacar la basura intentando, con extrañas técnicas de disimulo, que nadie se fije en la ropa «de estar» indigna para traperos de Emaús. Volver corriendo, con la mirada baja, del contenedor hasta el garaje para, en la puerta del ascensor de la planta -1, coincidir al unísono, –¡oh casualidad del destino!–, con la vecina pelirroja del 5º izda., la pareja de veganos del 3º, uno de los hijos de los del 6º que bajaba a pasear al, más que alegre y cariñoso, setter irlandés a juego con la del 5º y, por último, con la entrañable anciana con problemas de cadera del 1º que me pide le espere, que sólo va a tirar la basura y vuelve, porque le da respeto andar sola a esas horas por el garaje.

Durante la espera, sufro las, primero extrañas y luego condescendientes miradas que comenzando en mi ropa «de estar» finalizan en mi más que rígida sonrisa, de decenas de vecinos agolpados ante el ascensor que regresan a casa, mientras pienso dónde hostias estará la puta vieja coja de los cojones.

De nuevo, frente al televisor, anuncios. Recorro, gracias al poder del pulgar, el espectro de canales y al instante, en uno de ellos, Isabel Preysler, durante una fiesta en la embajada francesa, es preguntada acerca de si se ve afectada por la crisis, «como el resto de los españoles», respondió sin titubeos; otra de las asistentes, Carmen Lomana, ya había explicado que la crisis es peor para los ricos que para los pobres debido a que, estos últimos, están habituados al sufrimiento.

Paso a ETB. A falta de analistas sociales Preyslers y Lomanas, buenos son Urkullus y Erkorekas, maestros en suelos éticos, tanto de tarima como de parket, que, no cabe duda, acabarán en los anales.

Uhmm, qué cosa, la Ética por los suelos.