Jorge Nagore
2015/3/28
HEMEROTEKA

Imperdonable

Lamento volver a hablar de las actividades relacionadas con el periodismo, pero es que hay muchos días que me hierve tanto la sangre y detesto tanto formar parte de esto que desde lo sencillo que para mí supone opinar aquí sin tener que pelear en el día a día del periodismo real, el de la calle, y sin la presión de una redacción –donde también hay ambición, de la sana y de la insana–, que es lo realmente complicado, me permito el lujo o la hipocresía de hacerlo, más que nada porque veo cosas tan asombrosas –aunque no nuevas– e indignas que literalmente no puedo pensar en otra cosa: ¿qué hacen los medios de comunicación en la puerta de la casa de los padres del copiloto de Germanwings, qué clase de demanda de la opinión pública les ha llevado a los responsables de los medios a mandar periodistas y cámaras allá para escudriñar las ventanas de la casa natal del supuesto asesino pero a fin de cuentas la casa de sus padres, qué aporta todo esto sino aún más dolor y acoso a una familia que estará doblemente devastada por haber perdido a un hijo y al mismo tiempo conocer que en los últimos minutos de su vida se convirtió en un asesino múltiple, cómo es posible que esto esté permitido por las autoridades, no habría que proteger muchísimo antes la intimidad de los inocentes, en qué tipo de mierda nos hemos convertido todos en nuestra condición de espectadores o periodistas para que estas cosas sucedan así, sin más, sin perturbarnos, sin ponernos en el lugar de esa gente, no tienen bastante ya con lo que tienen? ¿Se mandan cámaras a las casas de los padres de todos los asesinos o es por sorteo y a los padres que les toque, más mala suerte aún? La mayoría olvidaremos rápido esto, ellos, jamás. (…)