Gontzal F. ASTORKI
RUGIDOS ROJIBLANCOS

Una derrota imperdonable

De la misma manera en que el Athletic generó expectativas de un final de temporada entretenido, en el que cabía la posibilidad –aunque con opciones remotas– de poder engancharse a la lucha por una plaza europea, con la misma facilidad, o quizás más, los discípulos de Valverde han tardado una semanita escasa en aguar el vino.

No solo por aquello de los resultados, de obtener una mísera renta de un punto de nueve posibles en tres partidos, de dilapidar las opciones de alcanzar a un Málaga al que le llegaba la cuesta arriba del calendario, sino por el frenazo a la ligera mejoría de juego que el equipo había alcanzado, consiguiendo un buen rendimiento defensivo, un centro del campo más asentado y equilibrado, y cierta fluidez ofensiva. Pues en tan solo tres partidos todo ello ha quedado dinamitado.

El equipo encaja goles de la nada, generalmente nacidos de errores propios a la hora de sacar el balón jugado, y la ausencia de Aduriz evidencia la sequía no ya goleadora, sino de generación de ocasiones.

El Athletic volvió a dar la de arena por tercera jornada consecutiva, volviendo a repetir aquel ciclo que ya se dio en diciembre cuando, tras una reactivación del equipo, entró en una dinámica bastante negativa de resultados. Aún hay opciones de acercarse al Málaga, ‘okupa’ por deméritos ajenos del premio de consolación liguero, que vive en esa muga que separa ser alguien en la Liga del pelotón de los torpes. Y la importancia, lo repetiré hasta la saciedad, viene dada por el riesgo que conlleva un equipo acomodado a falta de mes y medio para el partido del año.

Al fin y al cabo, recorrer Europa a partir de agosto está mucho más al alcance por la vía de la Copa que a través de la Liga. Sólo hay que ganar al Barcelona.