Alberto PRADILLA
ATENAS
ELECCIONES EN GRECIA

La UE recibe a Tsipras con frialdad y le recuerda lo firmado en el rescate

Los líderes europeos recibieron la victoria de Syriza con frialdad y lanzándole un recado: tiene por delante la gestión del tercer memorándum firmado en agosto. El primer ministro, Alexis Tsipras, tomó posesión ayer e insistió en luchar contra la corrupción y replantear la discusión de la deuda. Varoufakis consideró que la Troika es la vencedora.

«Tenemos unas bases claras para la superación de la crisis en el tercer paquete de ayudas (a Grecia), que conserva su completa validez más allá de unas elecciones». Con estas palabras, Steffen Seibert, portavoz del Gobierno alemán, daba su particular bienvenida al recién reelegido primer ministro griego, Alexis Tsipras. Uno de los objetivos indisimulados del chantaje que desarrollaron los líderes europeos durante el verano y que concluyó con la firma del tercer rescate era el desalojo de Syriza del poder. A estas alturas está claro que, si en lugar de Tsipras hubiese estado otro en el palacio de Maximou es posible que las exigencias hubiesn sido más laxas. Por eso, que los griegos hayan revalidado su confianza en el líder de la Coalición de Izquierda Radical pese a un contexto profundamente desfavorable no es la mejor noticia para la Troika (Banco Central Europeo, Comisión Europa y Fondo Monetario Internacional). Quizás con el objetivo de enfriar la jornada postelectoral los «enhorabuenas» de cortesía llegaron acompañados de un recordatorio: el de la hoja de ruta pactada con «instituciones» tras la firma del tercer rescate y que obliga a implementar fuertes recortes en los próximos meses.

Alemania, que es quien ha llevado la voz cantante en las negociaciones del memorándum y quien se mostró más inflexible con Tsipras fue la que marcó línea en las reacciones. Como lo cortés no quita lo valiente, Angela Merkel telefoneó a Tsipras antes incluso de que este hubiese asumido oficialmente el cargo para felicitarle. Su portavoz no dio detalles sobre la conversación, limitándose a señalar que ambos líderes, antagónicos en las cumbres comunitarias, habían acordado mantener «una estrecha colaboración». No se puede olvidar que mañana habrá un Consejo Europeo extraordinario para abordar la crisis de los refugiados y que Tsipras, que representa a uno de los países más afectados, acudirá ya como primer ministro.

«Queda mucho por hacer»

Aunque Seilbert se aferró a la cínica fórmula de «Berlín no comenta las elecciones celebradas en otros países», lo cierto es que el mensaje de Alemania era claro: está bien eso de acudir a las urnas siempre y cuando se asuman los compromisos adoptados previamente en ámbitos en los que la ciudadanía griega nada tiene que decidir. En este caso, Berlín ponía el foco en los programas pactados en agosto para permitir que las instituciones europeas inyecten 86.000 millones de euros a una economía griega maltrecha y, sobre todo, lastrada por la deuda.

El portavoz de Merkel no fue el único responsable europeo que tuvo su particular recado para el recién elegido primer ministro heleno. Todos, desde la Comisión Europea hasta el Parlmamento comunitario, coincidieron en una idea: felicitar por la victoria pero insistir en que «queda mucho por hacer». Unas prisas que pueden ser interpretadas también como un mensaje claro de recordatorio sobre quién tiene la sartén por el mango en Europa. Todos incidieron en los trabajos que tiene por delante el Gobierno heleno pero eludieron hablar sobre la deuda, que es al asunto sobre el que Tsipras ha puesto el foco.

«Fue bajo el liderazgo de Alexis Tsipras que Grecia ya se comprometió a un programa ambicioso de reformas para reconducir la economía griega y devolver a Grecia al camino del crecimiento y el empleo», afirmaba el portavoz de la Comisión Europea (CE), Margaritis Schinas. «Estoy deseando ver ahora la rápida formación de un nuevo Gobierno con un fuerte mandato para continuar el proceso de reformas en Grecia» había afirmado el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. «Ahora se necesita rápidamente un Gobierno sólido preparado para generar resultados», remató el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

Varoufakis reaparece

Al final, el mensaje al unísono de los líderes comunitarios era incidir en la doctrina TINA (There Is No Alternative, «no hay alternativa» en sus siglas en inglés). Que poco efecto tendrán los mensajes lanzados por Tsipras en campaña cuando hay un memorándum firmado. Una reacción hostil que choca con la idea difundida en determinados sectores de que un Gobierno de Syriza sería más efectivo que uno de Nueva Democracia a la hora de imponer el memorándum. Voces como Yannis Voroufakis, sin embargo, siguen manteniendo que el verdadero vencedor de las elecciones del domingo fueron los acreedores.

En un artículo escrito en “The Guardian”, el exministro de Finanzas, que no se sumó a Unidad Popular pero que sí que le dio el apoyo a 48 horas antes de la cita con las urnas. En su opinión nada de lo que pueda intentar el Ejecutivo griego podrá tener viabilidad ya que estará condenado de antemano por la soga que impone la Troika.

Pese a ello, Tsipras insiste en sus líneas maestras, especialmente en la lucha contra la corrupción y la renegociación de la deuda. Ayer, después de tomar posesión como primer ministro en una breve ceremonia, el líder de Syriza insistió en que buscará restablecer la estabilidad económica y el funcionamiento de los bancos pero también recordó que queda pendiente la segunda parte del partido de la negociación: la discusión sobre la deuda.

Consciente de que esa es la gran prioridad para los helenos, el Gobierno alemán insistió ayer en que no habrá una quita. Una posición inflexible que habrá que ver si mantiene en las conversaciones que comiencen en otoño. Será entonces cuando Tsipras despliegue toda su diplomacia para hacer entrar en razón a Berlín.

Grecia entra en la precampaña del Estado y todos tratan de ubicarse

Que el Estado español no es Grecia es una obviedad que, dependiendo del contexto, todas las formaciones han repetido alguna vez en los últimos ocho meses. Sin embargo, tras cada acontecimiento importante que sacude la política del país heleno, los partidos del Estado se recolocan. Un fenómeno que se incrementa en un contexto como el actual, con las elecciones al Parlamento español previstas para finales de diciembre.

En este contexto, el PP y el Gobierno español fue quien menos satisfecho apareció por la victoria de Alexis Tsipras. Tras el mensaje de cortesía enviado por el presidente español, Mariano Rajoy, que incluso aprovechó el telegrama para meter la cuña sobre la «estabilidad», llegó el turno de José Manuel García-Margallo, ministro español de Exteriores, que consideró que el triunfo de Syriza «es una noticia preocupante para el proyecto europeo»

El PP también intentó adecuar la realidad griega a su mensaje político. En este sentido, su vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, se aferró a la abstención para paliar lo que su compañero de partido había considerado una mala noticia: la reválida de Tsipras. En este sentido, achacó el hecho de que el 47% de los votantes griegos se hubiesen desplazado a las urnas a lo que calificó «promesas incumplidas».

Para el dirigente del PP, más pensando en formaciones como Podemos que en la realidad política griega, se han perdido meses en los que «en lugar de seguir empobreciendo» al pueblo griego, se podría haber hecho más por él, y acudió al refranero al afirmar que «para ese viaje no hacían falta esas alforjas». Insistió en que no eran innecesarias «tantas alharacas» y «pulsos» a la Unión Europea para después «pasar por el aro», según sus palabras.

Quienes aprovecharon el lunes para sacar pecho fueron Podemos e Izquierda Unida. Y eso que, mientras que en enero ambas formaciones dieron su apoyo inequívoco a Syriza, en esta ocasión solo fue Pablo Iglesias el que se desplazó hasta Atenas para mostrar su adhesión al partido del primer ministro. Es paradójico que, pese a no haber enviado a ninguna delegación a Grecia, Cayo Lara sacó ayer pecho para asegurar todos los gobiernos que había en los distintos países de Europa «o se los ha llevado por delante crisis o han tenido un deterioro importante», remarcando que «el único que ha resistido la ofensiva de la Troika ha sido el gobierno griego».

El PSOE tambié intentó aprovechar la coyuntura griega para sacar ventaja en el Estado. Así, Pedro Sánchez hizo malabarismos y trató de cargar a Podemos la responsabilidad de los pactos postelectorales de Syriza. En este sentido, lamentó que Tsipras hubiese preferido pactar con Anel, derecha nacionalista, que con el Pasok, e instó a Iglesias a «condenarlo».GARA