Tras cinco años... a seguir profundizando en el camino
Hace ya algo más de cinco años que nació oficialmente el Movimiento en Defensa de los Derechos Civiles y Políticos de Euskal Herria. A nivel organizativo, años de constante mutación. Voluntaria en algunas ocasiones y ajenas a nuestra voluntad en otras. Este movimiento fue sucesor indirecto de Adierazi EH, que a su vez desembocaría en unos meses en Eleak. Tras los primeros pasos y cuando el naranja se expandía con fuerza por nuestra geografía, surgió una nueva marca: LIBRE. Finalmente, fruto de un debate de meses entre Eleak y la mayoría de los grupos de LIBRE que decidieron continuar trabajando tras finalizar los juicios por los que se formaron, decidimos trabajar conjuntamente, fusionando el Libre con el naranja y con Eleak. Años también de debate y reflexión para consensuar análisis acerca de la evolución de nuestros derecho civiles y políticos (DCP) discursos y formas de actuación.
La realidad se ha ido decantando claramente hacia las hipótesis menos halagüeñas de entre las distintas que contemplábamos en materia de DCP hace cinco años. El paradigma de excepcionalidad permanente continúa condicionando nuestra vida social y política. Algunas de sus expresiones más crudas, como el tándem incomunicación-tortura, han ido desapareciendo, otras muchas no. Seguimos con especial preocupación la deriva represiva en el Estado francés, a la espera de que se concreten las modificaciones legislativas anunciadas. En cualquier caso, el inmenso arsenal legal contra la disidencia desarrollado durante las décadas anteriores continúa intacto. No solo no se ha destruido ninguna de estas armas antidisidencia legales e ilegítimas, sino que se ha ampliado el arsenal. No reivindicamos únicamente que estas armas «contrarias a derecho» dejen de ser aplicadas. Ni que se nos castigue con menor intensidad. Exigimos que sean derogadas, para evitar que puedan ser utilizadas ahora o en el futuro, desde Madrid y París o desde ámbitos de poder más cercanos.
A pesar de pretender realizar un trabajo más amplio, nuestras limitaciones, nuestras emociones y la cantidad de iniciativas y procesados que han querido comprometerse en esta dirección nos han llevado a volcar la mayor parte de nuestros esfuerzos en torno a juicios y encarcelaciones. La diversidad de dinámicas populares ha sido grandísima. También las formas de afrontar la situación de personas y colectivos procesados. Más allá de lo que nosotras impulsemos o no, respetamos todas. Hemos rabiado y llorado cada vez que os han condenado o encarcelado, nos hemos alegrado cuando quedabais libres.
Posiblemente la mayor aportación de estas dinámicas haya sido su manera de caminar, sus modos de hacer. Aportación que es patrimonio colectivo de todas las personas que hemos sumado compromisos de las formas y con las intensidades más diversas. Amplio apoyo social, mirada autocentrada, autoorganización, compromiso, consensuar acuerdos pero también desacuerdos entre personas imputadas posibilitando diversidad de actitudes, ternura y firmeza, humor, nuevas formas de comunicar, modelos menos masculinos de expresarnos… Aun con errores y deficiencias, creemos que se ha generado un modelo, difuso e indefinido en muchos sentidos, pero identificable y con gran poder de movilización y seducción.
La desobediencia ha sido uno de los ingredientes claves. No pretendemos mitificarla, pero tampoco minusvalorar su importancia. Se ha demostrado eficaz a la hora de visibilizar injusticias, de confrontar agresiones y de generar debate y tensión social, de multiplicar compromisos. En ocasiones decimos que este es un movimiento desobediente. No porque se haya practicado en cada dinámica. De hecho, han sido minoría. Pero sí lo es en el sentido de que apuesta por una desobediencia cada vez más intensa y más masiva en defensa de nuestros DCP y de las personas imputadas. La filosofía desobediente ha situado en otro nivel cuantitativo y cualitativo esta lucha.
Nos concebimos como un paraguas muy amplio que hace defensa de las personas y organizaciones imputadas en clave de derechos exclusivamente. Un paraguas bajo el cual cada persona o colectivo agredido pueda hacer apología de su propio «delito» o de sus pareceres, independientemente de nuestro grado de acuerdo o desacuerdo con él. Precisamente, en ocasiones no hemos acertado a la hora de diferenciar bien nuestra palabra o marcas y las de quienes cobijábamos en cada momento. Hasta el punto de vernos vinculados a mensajes que no suscribimos.
Visibilizar mayorías contrarias a estos procesos, autoorganizarnos, aumentar compromisos, seducir, transgredir, desobedecer… Estamos a años luz de afilar todas esas herramientas lo suficiente como para evitar nuevos juicios y encarcelaciones y volver a arrancar al poder nuestros DCP. Pero casi todas hubiésemos firmado hace cinco años haber realizado este camino, andándolo como lo hemos andado. Y, sobre todo, creemos que hay condiciones y necesidad para profundizar en él. Por ello, seguiremos trabajando en esa dirección.

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