Amaia U. LASAGABASTER
EIBAR

Un derbi de otros tiempos

La presencia de jugadores vascos en la plantilla azulgrana se ha reducido drásticamente. Riesgo y Dani García, únicos guipuzcoanos.

Por cuarta vez en la historia, el sábado se disputa un derbi guipuzcoano en Primera. Lo serán los equipos y la mayoría de los aficionados que pueblen las gradas de Ipurua, aunque no tanto los futbolistas que salten al terreno de juego. Sobre todo, por parte azulgrana.

Es evidente que los tiempos han cambiado en el Eibar y la composición de la plantilla es una de sus consecuencias. Gipuzkoa es el territorio más pequeño con representación en la Liga, y además por partida doble. Por una simple cuestión demográfica, resulta muy complicado, imposible, diseñar dos plantillas, no ya íntegramente, sino ni siquiera mayoritariamente compuestas por futbolistas locales. Presupuesto, entidad e incluso la configuración del fútbol base territorial provocan, además, que la Real tenga todas las de ganar a la hora de pujar por los talentos guipuzcoanos. Aunque el terreno sea mayor también lo es la competencia si el ámbito se extiende a todo Euskal Herria.

Y, así, la velocidad con la que ha subido peldaños el Eibar en los últimos años es directamente proporcional a la reducción de futbolistas vascos en la plantilla armera. Apenas son seis los que trabajan ahora mismo a las órdenes de José Luis Mendilibar –Xabi, Riesgo, Ansotegi, Ekiza, Capa y Dani García– y solo dos de ellos son guipuzcoanos. Casi la mitad que la temporada pasada, la del estreno de los eibarreses en la categoría, cuando Irazusta, Bóveda, Añibarro, Errasti y Arruabarrena también formaban parte del equipo.

Es evidente que la proporción era aún mayor en temporadas previas, con el equipo en Segunda B, aunque para entonces hacía ya años que, en mayor o menor medida, el Eibar había em- pezado a mirar más allá de sus fronteras habituales para componer sus plantillas.

De hecho, ya en sus derbis oficiales anteriores con la Real el número de futbolistas vascos en el equipo se había reducido considerablemente. En las temporadas 07/08 y 08/09, cuando las dos escuadras guipuzcoanas coincidieron en Segunda, poco más de la mitad de los jugadores azulgranas eran locales. El de guipuzcoanos, aún menor: en los cuatro derbis disputados en esos dos cursos, la media de guipuzcoanos en la alineación fue de 2’5 y la de vascos, de 6’5.

Una situación diametralmente opuesta a la del enfrentamiento anterior entre Eibar y Real, el primero que reunió oficialmente a ambos equipos: la eliminatoria de octavos de final de Copa en la temporada 86/87. Faltaba poco más de un año para que los armeros subieran a Segunda y en aquel Eibar entrenado por Alfonso Barasoain estaba integrado exclusivamente por futbolistas vascos.

Uniformidad que se mantuvo incluso en los primeros años del equipo en el fútbol profesional. Acabó en 1990 y el club azulgrana no se fue precisamente a la vuelta de la esquina. De Mostar, aunque procedente del Burgos, llegó Anel Karabeg. Aunque fue excepcional porque tras la marcha del bosnio hubo que esperar otro lustro hasta la llegada de Juanjo que, esta vez sí, supuso la apertura del vestuario.

Tímida en un principio, en progresión geométrica en los últimos años, la llegada de futbolistas foráneos no ha dejado de crecer hasta alcanzar su tope este mismo curso, cuando el vestuario de Ipurua se ha convertido en una suerte de delegación de la ONU, con ocho nacionalidades representadas y minoría local. Hasta el punto de que contra la Real podrían actuar más madrileños que guipuzcoanos.

Un partido especial... y con puntos en juego

El tópico tendrá validez y el del sábado volverá a ser un partido especial. Más para algunos, como Jon Ansotegi o Asier Riesgo, que se enfrentarán a su exequipo. Por primera vez, si tiene minutos, en el caso del zaguero. El guardameta ya se estrenó en la primera vuelta, aunque asegura que también ahora «será especial. Porque pasé muchos años allí, porque coincido con gente con la que he vivido muchas cosas... Por todo».

Pero no será tanto una tarde de afectos como de competición. Habrá tres puntos en juego y el Eibar los necesita, recuerda Riesgo, frente a quienes auguran un empate de conveniencia. «Ni me planteo algo así –zanjó, en declaraciones a Ser Gipuzkoa–. Creo que cada uno tiene que hacer su partido. Nosotros tenemos muchas ganas de ganar un partido después de llevar tiempo sin hacerlo y pelearemos a tope e intentaremos hacer un buen partido». Frente a una Real que «viene en buena racha, ha ganado dos partidos seguidos ante rivales muy complicados que les han dado tranquilidad y confianza», el cancerbero destaca que el Eibar deberá «intentar cometer muy pocos errores, hacer un partido muy serio, regalar poco y acertar. Y sobre todo intentar hacer nuestro juego, de presionar al rival, no dejarle pensar». A.U.L.

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