Arantxa MANTEROLA
BAIONA
REFORMA LABORAL FRANCESA

París supera la moción de censura, pero la ley ya no gusta a nadie

La moción de censura contra el Gobierno no prosperó. El proyecto de ley seguirá su camino hasta su aprobación forzosa por vía del artículo 49.3, pero el texto no satisface ya a nadie.

No hubo sorpresas en la votación de la moción de censura presentada por la derecha y los centristas de la UDI contra el Gobierno, después de que este decidiera aplicar el artículo 49.3 para aprobar la ley de reforma laboral sin la participación de los diputados. Como se preveía, los apoyos para derrocar al Ejecutivo se quedaron cortos, ya que solo sumaron 246 cuando era necesario llegar a 288 para conseguirlo.

En consecuencia, el proyecto de ley quedó aprobado en primera lectura, por lo que ahora seguirá el trámite parlamentario, es decir, pasará al Senado que lo devolverá a su vez a la Asamblea Nacional.

A menos que se produzca un giro de 180 grados en las actuales posiciones, el Gobierno estará obligado a echar mano de nuevo del decretazo para superar esas dos etapas parlamentarias, al igual que lo hizo hace año y medio para adoptar la ley Macron, en la que, por cierto, la moción de censura recabó menos apoyos que la de ayer.

Es más que probable que el primer ministro, Manuel Valls, y la ministra Myriam El Khomri consigan aprobar su ley, pero las cicatrices abiertas y el desencanto generados por la polémica reforma dejará un poso que pesará muy negativamente también en el seno del PS, sobre todo para la preparación de los próximos comicios presidenciales.

No satisface a la patronal

De hecho, los sindicatos de empresarios mostraron su decepción al considerar que el texto del proyecto de ley ha sido «descafeinado» por las concesiones y modificaciones realizadas por el Gobierno en su intento de rebajar las críticas y lograr los apoyos necesarios para que se aprobase por la vía parlamentaria convencional.

La patronal Medef lo definió como «un texto decepcionante que no tendrá impacto en la creación de empleo». Reconoció que ha habido «algunos avances», como la retirada de las cargas suplementarias en los contratos temporales o en la capacidad para concluir acuerdos con los trabajadores para todas las empresas, pero consideró que el Ejecutivo «ha degradado» la ley en otros puntos esenciales, «en particular, en los relativos a los despidos por razones económicas».

«Al final, –precisó el comunicado–, la ley no responderá a las expectativas de las empresas y no relanzará la dinámica de creación de empleo, que era su primer objetivo». Medef subrayó que «en los próximos meses habrá que volver a plantear todas las cuestiones que no se han abordado ahora» y reitera sus exigencias.

André Garreta, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Baiona también confesó sentirse «defraudado» como jefe de empresa que es. «Las empresas, sobre todo las pyme, necesitamos que se simplifique el Código de Trabajo porque tanta normativa y tan compleja frena la creación de empleo. Pero con esta ley no se logrará», declaró en una comparecencia en la capital labortana.

Tampoco a los trabajadores

Los sindicatos de trabajadores, movimientos estudiantiles y sectores populares, por su parte, siguen multiplicando las protestas para exigir la retirada del proyecto.

Ayer mismo, se realizaron numerosas manifestaciones por todo el Estado, con incidentes importantes entre Policía y manifestantes en Marsella, Le Havre y Estrasburgo; con detenciones, como en Caen; en Toulouse y Nantes con corte del tráfico ferroviario; y en París, donde hubo enfrentamientos al principio de la manifestación de la tarde.

Mientras se desarrollaba el debate de la moción de censura, también hubo mucha tensión ante la Asamblea Nacional y dentro de la propia Cámara, ya que la sesión estuvo plagada de interrupciones, sobre todo, durante la intervención del presidente del grupo parlamentario del PS, Bruno Le Roux, quien casi no pudo expresarse por las continuas interferencias de los diputados de la derecha.

Precisamente, su jefe de filas, el diputado Christian Jacob, recriminó al Gobierno «confiscar el debate parlamentario» y la «opción autoritaria» aplicada, antes de espetar al primer ministro que «se prepare para la ola que los sumergirá [en 2017] y que estará a la altura de la decepción y el hartazgo de los franceses. Será justo porque Hollande habrá arruinado Francia, traicionado a los suyos y malogrado las esperanzas de los franceses».

Manuel Valls asume

La última intervención antes de la votación fue la del propio Manuel Valls, quien, en su habitual tono contundente, defendió la ley de reforma laboral y también el método expeditivo al que ha recurrido para forzar su adopción. «Gobernar es también saber cerrar el debate cuando es preciso», manifestó antes de añadir que «yo asumo mis responsabilidades».

Durante su discurso, se refirió también a los diputados díscolos de su partido que habían intentado formalizar una moción alternativa. «Ha sido un intento grave, aunque haya fracasado. (...) No dejaré destruir la izquierda del Gobierno» lanzó.

Ayer mismo se conoció que el primer secretario del PS ha planteado el caso de los 24 diputados críticos a la Alta Autoridad del partido de cara a una posible sanción.

 

Sentada asamblearia ante la subprefectura de Baiona

La movilización en Baiona convocada por los sindicatos CGT, FO, FSU y Solidaires, así como por el Colectivo de Ipar Euskal Herria contra la ley El Khomri, fue menos numerosa que en anteriores ocasiones. Unas 1.500 personas realizaron el ya habitual recorrido desde la plaza Saint Ursule hasta la subprefectura.

Allí, tras la intervención unitaria de los sindicatos, que denunciaron el recurso al decretazo del Gobierno y reiteraron la exigencia de retirada del proyecto de ley, los portavoces del Colectivo de Ipar Euskal Herria tomaron también la palabra e invitaron a los manifestantes a unirse a ellos para una asamblea conjunta «in situ», «una iniciativa que hemos propuesto antes de que comenzara la movilización a la intersindical, pero a la que no han accedido», denunciaron.

Varias decenas de manifestantes fueron sentándose en mitad de la calzada y quienes lo desearon tomaron el micrófono para intervenir directamente. Entre los mensajes que pudieron escucharse se insistió en la necesidad de aumentar el grado de movilización «para conseguir bloquear la actividad económica si queremos que se nos escuche», se llamó a «trabajar las movilizaciones y las protestas en los mismos centros de trabajo», se recordó que la semana que viene coincidirán las huelgas del sector del transporte, la de la SNCF (18 y 19), y que también hay convocatorias a nivel general por parte de sindicatos de trabajadores y estudiantes para nuevas jornadas de acción y huelga los días 17 y 19. «La semana próxima debe ser la semana en la que empecemos a dar un vuelco a este estado de cosas también en el País Vasco», clamó otro. Un miembro de Nuit Debout Baiona, informó de la «convocatoria a nivel internacional y global» del movimiento para el próximo domingo. En Baiona será a las 18.00, en la explanada Barthes.A.M.