Mikel INSAUSTI
MADAME BOVARY

Una mujer adelantada que no pasa de moda

Ha ce poco se estrenaba “Primavera en Normandía” (2014), en la que la realizadora Anne Fontaine actualizaba la novela de Gustave Flaubert, partiendo de una versión en cómic de Possy Simonds. Ese mismo año otra mujer cineasta, la cosmopolita Sophie Barthes hacía una adaptación más fiel al texto original, para reivindicar que Emma Bovary fue una mujer adelantada a su tiempo, cuya actitud vital frente a la sociedad machista decimonónica sigue plenamente vigente. Por eso todas las actrices que la han interpretado en la gran pantalla forman parte de un sentimiento común. Si las últimas han sido la británica Gemma Arterton y la australiana Mia Wasikowska, poco antes les precedió la mexicana Arcelia Ramírez en “Las razones del corazón” (2011), obra de Arturo Ripstein. Y para el recuerdo cinéfilo han quedado las brillantes caracterizaciones de Isabelle Huppert en “Madame Bovary” (1991), de Claude Chabrol; de Jennifer Jones en “Madame Bovary” (1949), de Vincente Minelli; y de Valentine Tessier en “Madame Bovary” (1933), de Jean Renoir.

Sophie Barthes antes solo había dirigido el interesante largometraje “Cold Souls” (2009), en el que tuvo como protagonista a Paul Giamatti, en el rol de un actor que representaba en “Tío Vania”, de Chejov. Esa conexión con la literatura clásica se hace más fuerte en “Madame Bovary” (2014), donde reserva para Giamatti el importante personaje del farmacéutico Monsieur Homais. Pero en los roles masculinos que dan réplica a la protagonista, quien más se luce es el galés Rhys Ifans, potenciando la figura del manipulador prestamista Monsieur Lhereuse. Por su parte, Wasikowska tiene como principales aliados al director de fotografía Andrij Parekh, marido de la realizadora, y a la diseñadora de vestuario Valérie Ranchoux, con sus creaciones naturalistas.