Iñaki IRIONDO
GASTEIZ

Después de casi 22 años en el Parlamento, Ares deja su escaño pero no la política

«Hoy dejo la actividad parlamentaria; lo hago por motivos personales y familiares, para dedicarle más tiempo a mi pequeña pero gran familia. Por supuesto, no voy a dejar la política, pero no será en plena dedicación como lo hecho durante décadas, ni será en primera línea; seguiré ayudando a mi partido para que consiga tener el respaldo de la ciudadanía y hacer y sacar adelante los proyectos que representamos que, en definitiva, es conseguir una sociedad mejor».

De esta forma anunció ayer Rodolfo Ares públicamente ante el pleno del Parlamento su cambio de estatus en la vida política. Deja un escaño que ocupó por primera vez en noviembre de 1994. Han pasado casi 22 años desde entonces.

En este periodo histórico y hasta la marcha de Patxi López y la llegada de Idoia Mendia, Rodolfo Ares ha sido el hombre que ha hecho mover la sala de máquinas del PSE. Y se intuye que si no lo sigue siendo es porque el tiempo y los golpes de la vida (perdió a su esposa en 2013 con 57 años) no perdonan, ni siquiera a alguien que lleva el pulso de su partido golpeando en vena. Fue concejal en Bilbo, diputado foral en Bizkaia, parlamentario y Consejero de Interior. Estuvo en las conversaciones de Loiola (ya habrá aprendido dónde está Elizondo) y llegó a sentarse en el banquillo de los acusados junto a López y Juan José Ibarretxe por hablar con Arnaldo Otegi y otros representantes de Batasuna.

Como consejero de Interior arrastra el peso de su actuación tras la muerte de Iñigo Cabacas, pero también el de llevar a los tribunales a quienes denunciaron torturas en una operación de la Ertzaintza y no haber enseñado primero al Ararteko –porque el caso estaba en los tribunales– ni luego a la jueza –porque ya se habían borrado– los vídeos de los interrogatorios.

Rodolfo Ares volverá ahora a la campaña de Pedro Sánchez y después del 26J todo dependerá de los resultados.