Nagore BELASTEGI
OÑATI
Elkarrizketa
SARAH TURNBULL
INVESTIGADORA DE LA UNIVERSIDAD DE OXFORD

«Hay que abrir los tribunales a los presos, hoy es caro y largo»

Turnbull es investigadora del centro de Criminología de la Universidad de Oxford y también una de las moderadoras del taller sobre estudios penitenciarios organizado el jueves y el viernes en el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati.

Sarah Turnbull atiende a GARA en medio del taller del Instituto Internacional de Sociología Jurídica, una cita en la que un grupo de investigadores ha tratado de poner en común conclusiones sobre la vida en las prisiones y el respeto a los derechos humanos en las mismas.

¿Qué función tiene la prisión hoy en Europa Occidental?

Depende mucho de la jurisdicción penitenciaria de cada país; hay algunas que están más enfocadas al castigo y otras a la rehabilitación. Además, creo que con el panorama actual de detención de inmigrantes, las instituciones utilizan las prisiones como una herramienta de control: detienen a las personas y las envían de vuelta a su origen.

Las prisiones hacen muchas cosas a la vez. En Gran Bretaña, por ejemplo, se basan mucho en rehabilitar a las personas, pero eso cuesta dinero y con la crisis los presupuestos se han visto reducidos.

¿Cómo va evolucionando este concepto? ¿Ahora se rehabilita más o se castiga más?

Es difícil hablar en general porque cada país tienes sus leyes. Nuestra compañera Ana Ballesteros Pena, de la Universidad de Cataluña, por ejemplo, nos ha hablado de los Módulos de Respeto para mujeres. Creo que eso es bueno para la sociedad, es progresista introducir este tipo de fórmulas. Sin embargo, entre bastidores puede que se sigan utilizando métodos conservadores, más violentos. Por eso son importantes las investigaciones, para darnos cuenta de estas cosas, y sobre todo en tiempos de austeridad, cuando es probable que por ejemplo se reduzca el personal en las prisiones.

Tribunales como los estatales o el Europeo, ¿garantizan los derechos humanos?

Creo que es bueno tener instituciones que intenten garantizar esos derechos, pero veo que existe aún el reto de crear un tribunal abierto a las personas presas, porque los procesos actuales suelen ser largos y caros. Creo la gente debería tener acceso a las instituciones. Tal y como hemos mencionado en el taller, en las prisiones no dan acceso a los derechos, la falta de información al respecto es enorme. Así que creo que se debería ayudar a las personas a conseguir esos derechos.

¿Hay mucha diferencia en el trato a unos y otros presos?

Sí, así es. Hemos hablado de mujeres inmigrantes detenidas en Italia y de la violencia que ellas han tenido que soportar en su confinamiento. Eso es por ser mujeres y también por ser extranjeras, porque no conocen el idioma, las leyes, los accesos a derechos que tienen… Tampoco disponen de apoyo de sus amigos o familiares, porque se encuentran lejos. La prisión puede ser especialmente aislante en esos casos. Ocurre lo mismo si las personas tienen una enfermedad mental o alguna discapacidad. A menudo no existen las infraestructuras adecuadas o el personal preparado para atenderlas, por lo que su entorno empeora.

En cuanto a las detenciones de inmigrantes, creo que en Gran Bretaña merece la pena hacer un esfuerzo por dejar de detener a las personas que son supervivientes de un drama, violencia sexual, ancianos, niños, discapacitados... No es lo mismo una persona que ha cometido un crimen que una que está en un lugar en situación irregular.

El trato con los funcionarios de las prisiones, o incluso entre también puede ser diferente. La relación cambia dependiendo de si hablan el mismo idioma, si comparten la misma religión… tanto entre los presos como entre estos y los funcionarios.

En cuanto a los presos y presas políticas vascas, ¿qué opina sobre las medidas especiales que se les aplican?

No sé mucho sobre este tema, pero conozco que hay mucha gente en la cárcel y que se les aplican medidas como la dispersión, aunque en el taller no contamos con ningún investigador que esté trabajando este tema. Espero que próximamente podamos tener a alguien porque creo que es importante analizar cómo lo ve la gente, los presos, y cómo responde el Estado. En otros países los presos están juntos, no los mueven por ahí. La deslocalización geográfica es dañina para el preso y para su familia.

¿Cómo valora el castigo para los familiares que supone este alejamiento de las personas presas?

Se ha escrito mucho y debatido mucho sobre las consecuencias del castigo a un preso a través de sus familiares. Por ejemplo, es evidente que si una presa o un preso tiene un hijo, este deberá crecer sin uno de ellos. Si además los prisioneros están cumpliendo condena lejos de sus comunidades, sus amigos, su familia... todos estos también sufren. De esta forma el castigo es mayor. El tema de la familia es una cuestión importante a considerar.