Mikel INSAUSTI
DEMOLICIÓN

Un arduo proceso de deconstrucción vital

El québécois Jean-Marc Vallée, tanto en su país de origen como luego ya al otro lado de la frontera, se ha apoyado siempre en los trabajos estelares de grandes actores y actrices, para desentrañar personajes transformadores. Y así fue Matthew McConaughey quien le puso camino del Óscar en “Dallas Buyers Club” (2013), y proximamente confiará en Amy Adams para su biopic musical sobre la cantante Janis Joplin. En “Demolition” (2015), película que causó controversia a su paso por el festival de Toronto, su valedor es un inspiradísimo Jake Gyllenhaal, que cubre con su portentoso trabajo posibles lagunas o la falta de sorpresa contenida en el guion de Bryan Sipe.

Gyllenhaal hace suya la experiencia transformadora que vive un joven broker financiero, tras perder repentinamente a su mujer ante sus propios ojos en un terrible accidente de tráfico. En lugar de quedar traumatizado por el suceso, el protagonista se ve incapaz de sentir nada, ni siquiera dolor por la pérdida de un ser que tal vez no era tan querido. Lo único que le ha dejado la ausencia de la esposa es un enorme vacío existencial.

La reacción surgirá a causa de una anécdota de lo más trivial, cuando reclama el mal servicio de un autodispensador de dulces, y encuentra una voz amiga en la encargada del departamento de reclamaciones. Empezará a demolerlo todo literal y metafóricamente, dentro de su vida profesional, social y familiar. A golpe de mazo se liberará derribando los tabiques de casa, en cuanto inicio de una deconstrucción vital, que le llevará a desmontarse a sí mismo.

“Demolition” no pretende descubrir nada nuevo, y su recorrido por el autoconocimiento sigue pautas ya sabidas dentro de la sicología moderna. Pero la descripción es rica en detalles, y acierta al mostrar cómo la lectura de un simple “post-it” olvidado en la nevera te hace recuperar los verdaderos valores.