El Gobierno del presidente Abd Rabbo Mansur Hadi aceptó ayer la última propuesta de paz de la ONU, que satisface de manera general sus demandas y recoge varios puntos de la resolución 2.216 del Consejo de Seguridad. Se trata de la retirada en 45 días de los rebeldes chiíes hutíes de las zonas ocupadas desde 2014, entre ellas la capital, Sana’a, la entrega al Ejército de las armas pesadas incautadas, el fin de cerco a las ciudades sitiadas y la libertad de los detenidos. También contempla la abolición del acuerdo entre hutíes y sus aliados –las fuerzas leales al expresidente Ali Abdullah Saleh– y la supresión de todas las decisiones tomadas por los rebeldes desde la ocupación de Sana’a.

El anuncio llegó tras una reunión en Riad presidida por Hadi, considerado presidente legítimo por la comunidad internacional, que puso como condición que los rebeldes firmen el acuerdo antes del 7 de agosto.

Poco antes del anuncio, el portavoz de los hutíes y presidente de la delegación en las negociaciones de paz, Mohamed Abdelsalam, señaló en Twitter que los hutíes insisten en una solución que implique un reparto del poder. Horas después, consideró que la «hoja de ruta» no es global y pidió incluir soluciones políticas, económicas, humanitarias y no solo cuestiones bélicas. También solicitó formar una nueva «autoridad ejecutiva» que incluya Presidencia y Gobierno, y en la que participen todas las partes beligerantes.

Al mismo tiempo que la ONU elaboraba su nuevo plan, los hutíes realizaban el sábado una incursión masiva en el sur de Arabia Saudí, que provocó enfren- tamientos que causaron la muerte a siete soldados saudíes. Según Riad, su fuerza aérea mató a «decenas» las filas rebeldes.