Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «No respires»

Cuando el horror asoma de entre las sombras

Fede Álvarez debutó en el formato largo con una apuesta de alto riesgo, rodar una nueva versión-variante del clásico moderno de terror de Sam Raimi “Posesión infernal”. En esta su ópera prima de 2013, el cineasta uruguayo se reveló como un talentoso autor muy capacitado para desenvolverse entre las penumbras de lo improbable.

El terror, que siempre necesitado de sangre nueva, ha encontrado en Álvarez un buen guía capaz de otorgar a las sombras el horror que siempre se intuye en cuanto la luz se vuelve tenue. Buen ejemplo de ello es esta su segunda película que, apadrinada por Raimi, incide en la fórmula de los extraños que invaden un hogar. Al contrario de lo que ocurre en la mayoría de las ocasiones, el gato se transforma en ratón dentro de un juego macabro y muy saludable en el que el hogar asaltado por un grupo de ladrones y que está habitado por un solitario y en apariencia inofensivo invidente, se transformará en la más terrible de las pesadillas para los intrusos. En esta especie de variante de “Sola en la oscuridad” de Terence Young topamos con un buen puñado de motivos para apreciar el talento de un creador de sobresaltos que ha sabido transformar a la angelical Audrey Hepburn en un inquietante ex-veterano de guerra con apariencia de Stephen Lang, el cual se basta y sobra para meter el miedo en el cuerpo a los despistados ladrones que elegieron el peor de los lugares posibles para efectuar el robo de sus vidas.

La tensión no decae en momento alguno y cada uno de los secretos que oculta el hogar nos son mostrados dentro de un pulso narrativo que incluye sin estridencias y de forma natural las obligadas sorpresas y giros narrativos.

Audaz y convulsa, “No respires” es un interesante ejercicio de terror que siempre mantiene su promesa de entretener e inquietar lo cual es mucho en este género.