Miren SÁENZ
DONOSTIA

Oldroyd elige la otra «Lady Macbeth» para debutar en el largometraje

El inglés William Oldroyd ha elegido la «Lady Macbeth» rusa en lugar de la británica para su ópera prima con la que concursa en Sección Oficial. La protagonista Florence Pugh construye todo un personaje tan manipulador como la ideada por William Shakespeare aunque sus similitudes se limiten a eso y algo más que no es conveniente desvelar.

El realizador inglés William Oldroyd debuta en el largometraje con “Lady Macbeth”, que no es la noble escocesa de las manos manchadas de sangre ideada por su compatriota y tocayo William Shakespeare, sino la Katerina Izmáilov que escribió el ruso Aleksandr Preis y terminó convertida en una ópera.

Oldroyd la ha trasladado a la Inglaterra rural de 1865 y le ha mantenido la época, el nombre y su dramática historia, la de una mujer, interpretada por Florence Pugh, que se casa con un hombre rico (Paul Hilton) que la ignora sexualmente y la maltrata sicológicamente. Prácticamente encerrada en una casa de campo, sin nada que hacer porque para eso está la criada (Naomi Ackie), aburrida y oprimida, también por su suegro, Katherine no tardará en buscarse un amante entre el personal de servicio de la casa que responde al nombre de Sebastian (Cosmo Jarvis), por el que será capaz de hacer de todo sembrando sus vidas de tragedias.

Oldroyd, que compareció en la rueda de prensa del Kursaal junto a sus actores principales, se mostró satisfecho de la adaptación del libro, realizada por Alice Birch, y matizó que «para ella es su primer guión y para mí mi primer largo».

Es cierto que a medida que transcurre la cinta sus personajes van cambiando. Al oportunista Sebastian le remuerde la conciencia, contrariamente que a Katherine, cuya crueldad crece en consonancia con su aumento de poder. «El personaje no empieza donde acaba. Ella espera que su matrimonio funcione, está emocionada con convertirse en mujer y quiere amor y que la acaricien. Pero nada de eso ocurre y luego se pasa de rosca», explicó tras la proyección Florence Pugh de su personaje.

Para alguien como Oldroyd que viene del teatro y también ha trabajado en ópera, no ha resultado difícil cambiar de registro. El realizador inglés estableció las diferencias: «En el cine el motor son los aspectos visuales y en el teatro es el lenguaje. La diferencia entre ambos está en el tiempo. En el teatro necesitas 5 o 6 semanas de ensayo, mientras en el cine en diez días ensayando pudimos leer todos juntos el guión, identificar los objetivos, profundizar en los personajes», explicó el responsable del film que hasta ahora en el mundo del cine había realizado solo cortometrajes, algunos con importantes premios.

Este drama, con aires de suspense, convierte la austeridad en su mejor virtud. Alejado de las películas de época, ha sido rodado en dos únicos escenarios –una casa de campo y un bosque–. «Hemos trabajado este aspecto con mucho cuidado. Con los encuadres pretendíamos representar la vida interna de Katherine, la cámara conectada a la protagonista».

Shakespeare por obligación

Cuando alguien sugirió que con ese título esta producción británica llegará más a sus compatriotas, Oldroyd respondió que «a los ingleses se nos obliga a ver y leer a Shakespeare desde niños y al final muchos le odian. No estoy de acuerdo con que se haga esto», mencionó respecto a la obra del dramaturgo de Stratford de cuya muerte se cumplen 400 años.