Miren SÁENZ
DONOSTIA

La comedia de monstruos «made in Vigalondo» que sedujo a Hathaway

Nacho Vigalondo presentó su última película, que se iba a llamar «Santander» y terminó titulándose «Colossal», en la sección oficial aunque fuera de concurso. Se trata de una comedia fantástica muy del estilo del director cántabro, protagonizada por Anne Hathaway que encabeza un reparto estadounidense. Su presencia lo cambió todo.

Fuera de concurso ayer se presentó “Colossal”, el film que llevó a Vancouver a Nacho Vigalondo para dirigir a un elenco de actores encabezado por Anne Hathaway, secundada por Jason Sudeikis, Dan Stevens, Austin Stowell y Tim Blake Nelson. De ellos solo Stowell está en Donostia y compareció en la presentación con el cántabro y la productora Nahikari Ipiña.

Allí Vigalondo recordó que conformar este reparto fue «escandalosamente fácil. Anne Hathaway y Jason Sudeikis leyeron el guión. En el momento que Anne dijo sí se dispararon las cifras. A partir de ellos montamos el resto del casting». También desveló que en el rodaje la actriz de Brooklyin estaba embarazada de cinco meses.

En “Colossal”, Hathaway es Gloria y vive en Nueva York con un novio que le recrimina que se pase las noches de farra y vuelva de día pasada de alcohol. Así que la protagonista termina regresando a su pueblo, donde se reencuentra con un antiguo compañero de clase. No tardará en descubrir que tiene una extraña conexión con un monstruo gigante que está causando el pánico en Seúl.

La película es una comedia con aire fantástico muy en la línea del director cántabro. Vigalondo no se atrevió a definirla exactamente como una comedia romántica, quizás por una cuestión de principios: «Es un género que amo y odio a partes iguales, pero hay que reconocer que tiene una dimensión controvertida porque las comedias románticas que yo veía de adolescente hacen apología del acoso». El director, que también es el guionista, confesó que «como casi siempre en mis películas, el punto de partida es una chorrada. Durante mucho tiempo eran dos hombres que se pegaban y había una mujer de por medio y celos, pero había algo rancio en el planteamiento, hasta que me di cuenta de que tenían que ser un hombre y una mujer». Así nació esta historia en la que Vigalondo une los destinos de sus protagonistas al de dos monstruos: uno en forma de robot al estilo de un Mazinger ultra gigante, y otro con más aspecto animal igual de grande. «Cuando tienes dos monstruos tienen que ser opuestos uno más orgánico y curvilíneo y otro más mecánico», diferencia.

También por primera vez en sus películas el papel relevante es el de una mujer, «que no es un personaje blanco, tiene sus debilidades y tiene que comerse al público desde el minuto 0».

Vigalondo, por cierto, le obliga a regresar al pueblo estableciendo una dialéctica entre la ciudad y el pueblo: «Es una proyección de mis propios miedos. Yo nací en Madrid pero vengo de Cabezón de la Sal y sí tengo metido eso de volver al pueblo con el rabo entre las piernas», confesó. Admite que todas sus películas tienen elementos autobiográficos. «Esta se iba a titular “Santander”», pero al ser una producción canadiense cedió en el nombre.

Rodando en Vancouver

El filme está rodado en Vancouver, donde permanecieron seis semana de las que Vigalondo guarda un recuerdo «delicioso». Allí encontraron el escenario perfecto para reproducir una ciudad americana.