K.L.
«Pinamar»

La vida, la muerte y eso que se llama amor

En esta su presentación en el largometraje, el argentino Federico Godfrid no ha querido experimentar en exceso con el riesgo y ha sabido jugar las bazas que mejor maneja y a tenor de un pasado que lo relaciona con el teatro. En “Pinamar” el autor se esfuerza en crear secuencias en las que impera la distancia corta. Son situaciones y emociones en las que los personajes sacan lo mejor de sí a la hora de componer una crónica íntima en la que subyace la idea de la vida y la muerte. Todo ello representado en un entierro que servirá como detonante a una explosión emocional –animada por la venta de un apartamento–  que dividirá a dos hermanos que fueron seducidos por una misma joven. Llegados a este punto que tantas buenas historias ha inspirado siempre, el filme se muestra humilde en sus intenciones a la hora de desarrollar un argumento que transcurre sin sobresaltos y en el que prevalece la idea siempre vitalista del despertar a las emociones.