Ramón SOLA
DONOSTIA
ELECCIONES EN ARABA, BIZKAIA Y GIPUZKOA

Otegi: «El asalto a los cielos se va a construir aquí en estos cuatro años»

Arnaldo Otegi no participaba en una campaña electoral desde junio de 2009. Cuando hace seis meses recobró la libertad, hizo un diagnóstico realistamente crítico del país que halló. Hoy tiene otras sensaciones, tras una «campaña magnífica» de EH Bildu y ante la perspectiva de tres años sin elecciones «para encender luces cortas y largas».

Son las 8.40 de la mañana del último día de campaña y ya ha respondido a la primera entrevista de la jornada, en Info7Irratia. De ahí al mitin final de Donostia, a Otegi le quedan doce horas de labor; no está mal para ser un no-candidato. Sin embargo, el cansancio acumulado pesa mucho menos que las buenas expectativas. Está contento y, antes de sentarse ante la cámara de NAIZ, comparte pronósticos y anécdotas sobre estos quince días. Y además escucha, porque de Arnaldo Otegi todo el mundo sabe que habla muy bien, pero quizás no tantos sepan que oye a todos los que se le acercan, y son muchos: «Hemos escuchado y hemos aprendido», indica.

No han pasado ni 20 días desde que el teletipo de la agencia Efe titulara: ‘‘EH Bildu se queda sin Otegi, su principal baza para recuperar votos’’. ¿Se equivocaron? Se le iluminan los ojos al reiterar lo que dijo en Miribilla: tacharon uno y han salido tres candidatas de nivel: «Si aquí alguien que ha hecho una propuesta sólida y presentado un equipo solvente, ese ha sido EH Bildu –considera–. Todo el mundo está reconociendo que hemos hecho una gran campaña, muy profesional. Pero por encima de eso creo que hemos conectado otra vez con las preocupaciones de la gente, que hemos generado empatía e ilusión, y para mí eso es lo fundamental».

Lo constata en «una afluencia a los mítines que yo no conocía hace tiempo, y sobre todo de muchos jóvenes». El vídeo de estudiantes sentados en el suelo en el campus de Leioa, al estilo de los 70, para escuchar a Otegi, quizás por primera vez en su vida, es una de las imágenes de esta campaña: «Fue un placer», admite, más aún cuando se les había atribuido «representar el pasado y no conectar con los jóvenes». ¿Qué se dijeron mutuamente? «Detecté una gran curiosidad por saber. Y saqué un análisis: el sistema les había trasladado la idea de que si se esforzaban, si hacían carreras y másterres, si estudiaban lenguas, iban a tener una vida plena y llena de certidumbres, pero con la crisis financiera tienen una vida llena de incertidumbres. Les dije que hay que seguir estudiando y formándose porque la república vasca necesita gente formada, pero también hay que organizarse y pelear porque las salidas no van a ser individuales sino colectivas, y tampoco rápidas, sino escalonadas en el tiempo».

Equipo y propuesta

Otegi no vivía una campaña desde las europeas de junio de 2009. Las siete posteriores las ha debido seguir con un transistor en un celda, fuera de su país. Ha descubierto el enorme peso adquirido por la comunicación: «Antes las cosas no eran tan sofisticadas». Y ahí destaca la aportación de Jasone Agirre, Maddalen Iriarte y Miren Larrion, que «no me sorprende porque ya las conocía. Pero sí pongo en valor que gente que viene del mundo profesional, con carreras brillantes, haya dado este paso». Lo toma como «un valor añadido para nuestra candidatura» y como constatación de que «el independentismo es una propuesta solvente».

Todo ello le lleva a una conclusión muy diferente de la que extrajo al salir de prisión, el 1 de marzo: «Estoy viendo un país que empieza a recuperar tímidamente el tono y eso se va reflejar en un aumento del voto independentista». Augura un «gran resultado».

EH Bildu ha instalado además en el centro del debate su propuesta de acuerdos de país. Con el 25S ya a la vuelta de la esquina, ante las respuestas esquivas de PNV y Elkarrekin Podemos apunta que «me parece delirante decir ‘primero vamos a ver los resultados’. Los problemas del país van a ser los mismos el 25 que el 26. Los países serios se construyen con grandes acuerdos, sólidos».

Ha hecho cuentas y lo tiene más claro todavía: «¿Alguien se imagina un Gobierno con un apoyo del 80% del Parlamento, del 70% de los votos? Un Gobierno que diga ‘vamos a hacer un plan de choque social, a crear empleo público, a complementar las pensiones a 1.080 euros, a poner el salario mínimo en 1.200, a lograr que vuelvan los jóvenes, a hacer una hoja de ruta para recuperar la soberanía, a hacer una hoja de ruta para sacar a los presos?», enumera. Y concluye: «Todo eso es posible el día 26, sobre ese eje EH Bildu-PNV-Podemos. Otra cosa es que el PNV quiera hacer un Gobierno que pivote en el eje con PSE y PP, pero eso ¿para qué? Pues para nada de lo que he dicho».

Al «ahora» de EH Bildu, el PNV le ha respondido acusándole de «andar con prisas». El rostro de Otegi denota cierta estupefacción: «¿Prisa? No tenemos ninguna, lo que tienen prisa son los problemas de los ciudadanos». En cuanto al «aquí», no parece encajarle a una fuerza de obediencia estatal como Elkarrekin Podemos. Le interpela con este juego verbal: «Si aquí y ahora nosotros queremos y podemos, ¿por qué nosotros aquí y ahora tenemos que esperar a que ellos puedan? Porque aquí y ahora sí se puede, un Gobierno así es posible seguro», insiste.

En esta recta final, la entrevista de GARA al candidato jeltzale, Iñigo Urkullu, también ha sido muy reveladora, al mostrarse procupado por los resultados de un teórico rival, el PSE. ¿Qué cree Otegi que pasaría si esa entente tiene mayoría? «Pues otra legislatura perdida, dando pedales en la bicicleta estática –lamenta–. Otra legislatura en que nuestra política industrial, fiscal o cultural seguiría siendo hipotecada por el Estado español. Va a aplicar recortes sea quien sea el Gobierno, 21.000 millones, porque se lo exigen la Troika y la UE. Urkullu dijo que no quería aventuras, ¡la mayor aventura, e irresponsabilidad, es seguir dejando a este país bajo las decisiones del Gobierno español!».

A tres años vista

Si no hay terceras estatales, mañana Euskal Herria entrará en un impasse electoral casi desconocido: hasta 2019 no habría comicios (europeos y forales-municipales). Confía Otegi en que si EH Bildu logra ese «gran resultado» que prevé, en estos tres años es factible un acuerdo de país. Un pacto con sus «luces cortas», como «un plan de choque social» frente a la crisis; «luces largas», a saber «una hoja de ruta para recuperar la soberanía»; y que «en la distancia corta-larga dé respuesta al problema de presos y huidos». Ve condiciones idóneas para ello entre EH Bildu, PNV, Elkarrekin Podemos «e incluso el PSE», puesto que por ejemplo «acabar con la dispersión es una cuestión humanitaria, no política».

«Ese asalto a los cielos de que hablan algunos se va a construir en los próximos cuatro años», augura Otegi con énfasis, convencido de que el primer escalón, la primera piedra, se pondrá mañana en las urnas.