Raimundo Fitero
DE REOJO

Rosario

Estamos haciendo cuentas y rezando el rosario. No sé cuántos deben reflexionar para ir mañana a las urnas para decidir un poco sobre las posibilidades de futuro para las vascongadas. ¿No se decía así? Perdón, me cuesta situarme en el lenguaje de sacristía actual. Antes había curas trabucaires, ahora todos van demasiado engolados. Lo que más me impresiona es el tono real, emperador de Urkullu. Se le nota con una seguridad y una tranquilidad que nos sitúa de nuevo en las inversiones públicas. 

Bueno, en el asunto básico y único del PNV: el TAV. Lo otro es unionismo de batzoki, tensión autodeterminista bajo mínimos, decir que la independencia es imposible. Sabe que tendrá a los zombies del PSE para cubrirle las espaldas para su investidura. Y hasta del PP si es necesario. Cambio de cromos e inversiones. Por lo tanto se ha establecido desde el partido de los raíles que ellos van a seguir gobernando, por la gracia de Dios y de los votos cautivos y todos los medios de comunicación, afines o situacionistas lo han difundido y dotado de verisimilitud, y lo peor de todo es que parece que se ha asumido por los que deberían disputarle la hegemonía política papeleta a papeleta, sacando de la abstención a quienes piensen que si está todo escrito, para qué molestarse. Pelearse por el segundo puesto y partir con paños calientes de pactos a la Navarra, no es un buen síntoma de confianza en las propias posibilidades.

Esto no es una reflexión, ni una predicción. Es un arrebato. Un rosario en etrusco. Mañana más que nunca es necesario no desperdiciar ni un voto. Que nadie se crea lo que dicen: no se juega el futuro de España, se juega el futuro de los vascos y vascas de la CAV. Por lo tanto no se pueden hacer concesiones, ni cesiones del balón en corto. Hay que ir a ganar y si es por goleada, mejor.