Sueño Georgiano, encabezado por el primer ministro, Giorgi Kvirikashvili, ganó los comicios legislativos del sábado con el 48,61 % de los votos, según la Comisión Electoral Central. Mientras, el Movimiento Nacional Unido (MNU) del expresidente Mijail Saakashvili recibió un 27,04 %. Ningún otro partido superó el mínimo del 5 % necesario para acceder al Parlamento. El MNU denunció que «las elecciones fueron falsificadas», pero evitó concretar sus próximos pasos. Los observadores de la OSCE aseguraron que habían sido democráticas.

¿Qué se puede esperar de estas elecciones para Georgia?

Estabilidad. Un gobierno elegido no por partidos políticos, sino por la gente, y que no tenga que negociar con alguien más. Y no es cuestión de ambición, es lo necesario para seguir con el proceso de desarrollo ya empezado. Paso a paso, hemos conseguido salvar a mucha gente con programas sociales, invirtiendo en ellos desde nuestro desarrollo económico. Hemos hecho programas de educación. Hemos invertido en infraestructuras de transporte, haciendo de Georgia un espacio importante en la geopolítica como un corredor de transporte alternativo. Otros partidos tienen otra idea, básicamente sobrevivir en el panorama político

¿Las alianzas con otros partidos no son posibles entonces?

Con el Movimiento Nacional Unido (MNU), en el poder desde 2004 hasta 2011, el otro gran partido, desde luego no. Tienen una agenda totalmente diferente. Además no podemos perdonarles los numerosos crímenes que cometieron. Tampoco la mala estrategia en la resolución de conflictos, que nos llevaron a perder ocupados nuestros territorios (Abjasia y Osetia del Sur).

¿Pero para la pluralidad del país sería positivo un parlamento con más partidos que representaran más voces de la sociedad georgiana?

Tenemos el acuerdo de asociación con la UE, éramos una de las repúblicas más desarrolladas en la época soviética, tenemos un buen nivel de educación, bastantes infraestructuras, pero nuestra sociedad sufrió una seria depresión bajo el gobierno anterior. Ahora necesitan ver unidad para bajar su actitud emocional hacia la situación que les rodea. Al principio tuvimos una unidad con otros partidos que sabían cosas en las que no éramos buenos, pero ahora la sociedad nos pide que vayamos solos.

Sueño Georgiano fue creado por el millonario Bidzina Ivanishvili, quién lo aupó al poder en 2011. Ivanishvili se ha ido, pero muchas son las voces que dicen que sigue controlando el país desde la sombra, ¿en qué grado es eso cierto?

Su consejo es importante. Su influencia en la sociedad por supuesto que existe. Por otro lado el primer ministro, Giorgi Kvirikashvili se ha convertido en un líder real. La comunidad internacional ya lo conoció como ministro de Exteriores. Se pone sombra en su gestión, pero es un error, es el líder real y no Ivanishvili. No se le puede excluir de la vida política, pero no es quién manda.

En la sociedad georgiana hay cierto deseo de acercamiento a Rusia, ¿qué hay de los partidos que defienden esa opción?.

Cuando hablamos con Occidente y hacemos progresos, hablamos con Rusia y tenemos su mercado abierto, quiere decir que nos movemos hacia delante, lento, pero avanzando a la espera que las primeras figuras consigan algún tipo de acuerdo. Después de eso los de abajo tendrán más libertad para llegar a acuerdos. Los partidos prorrusos dan consejos fáciles de como apaciguar a Rusia, pero si hacemos eso, otra parte se puede enfadar, y se tiene que tener en cuenta.

¿Se puede esperar de todos modos una mejora en las relaciones con Rusia?

Mejorar relaciones con Rusia no es una expresión muy exacta porque no podemos hacerlo al no tener relaciones diplomáticas, relaciones políticas. Aun así, seguimos mirando hacia delante para tenerlas en el futuro. De todos modos Rusia tiene su propia agenda, no se preocupa de abjasios, osetios o georgianos, no se preocupa de sus relaciones con Georgia. Se preocupa por su posición en el mapa geopolítico, y eso es todo. Les da igual quién gobierna en Georgia, nada personal. Por Georgia pasan ahora 6.000 millones de metros cúbicos de gas desde la región del Caspio hasta el mercado europeo. No es nada para sus volúmenes, pero es un precedente que no quiere que se expanda. Ahora hay un conflicto de intereses entre Occidente y Rusia, en Oriente Medio o en el océano Ártico, Georgia es parte de eso, de la guerra mundial por la energía. En algunos lugares está en una fase caliente, en otros en una fase más fría, pero por todo el mundo la guerra se está desarrollando, y Georgia es un episodio más.

¿De todos modos viendo el ejemplo de Ucrania, la política georgiana se revaloriza en los últimos años?

Nuestro trabajo es claro, practicamos el pragmatismo, pragmatismo para tener estabilidad.