Estados Unidos bombardeó ayer por primera vez a los rebeldes hutíes de Yemen, a los que responsabiliza por .el lanzamiento de dos misiles contra sus barcos de guerra en el mar Rojo. Con la autorización del presidente, Barack Obama, los bombardeos estadounidenses con misiles de crucero Tomahawk atacaron tres estaciones de radar en la costa del Mar Rojo. «Las primeras evaluaciones muestran que las instalaciones han sido destruidas», afirmó el Pentágono.

Sin embargo, los hutíes negaron haber sido los autores de los disparos contra un barco de guerra estadounidense la víspera. Las acusaciones «carecen de fundamento», los rebeldes «no tienen nada que ver con esta acción», afirmó un responsable militar.

Hasta ahora EEUU se ha limitado a aportar apoyo logístico a la coalición árabe liderada por Arabia Saudí que combate contra los hutíes y apoya al gobierno en el exilio en la guerra civil que asola el país. Así, el Pentágono suministra combustible en vuelo a los aviones que bombardean Yemen y ofrece información a Riad.

Pero los disparos de ayer y del pasado domingo contra barcos estadounidenses desde territorio controlado por los hutíes–si bien cayeron en el agua–, han llevado a EEUU a intervenir directamente.

A principios de octubre el ataque contra un barco de Emiratos Árabes Unidos, que causó varios heridos y dañó el barco, en el mismo sector también fue atribuido a los hutíes. «Estos ataques limitados de legítima defensa han sido llevados a cabo para proteger a nuestro personal, nuestros navíos y nuestra libertad de navegación en esta importante vía marítima», indicó el Pentágono. Además, advirtió de que responderán «a cualquier otra amenaza contra nuestros barcos y sobre el tráfico comercial como convenga».

El ministerio emiratí de Asuntos Exteriores calificó la respuesta estadounidense como «legítima y justificada» y acusó a los rebeldes de querer evitar una solución política en Yemen.

Para el analista de la Fundación para la Investigación Estratégica François Heisbourg, los hutíes, que sufrieron un sangriento ataque en sábado en Sanaa, quieren mostrar a los americanos que tienen que pagar un precio por dejar hacer a sus aliados saudíes», pero cree que la respuesta será «limitada» y Washington no está interesado en abrir un nuevo frente. La masacre del sábado en Sanaa, en la que murieron 140 personas y medio millar resultaron heridas en un ataque de la coalición árabe, había forzado a EEUU decir que va a «reexaminar» su apoyo a la coalición que lidera Riad.