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brasilia

Encarcelado por corrupción el impulsor de la destitución de Rousseff

El expresidente de la Cámara de diputados de Brasil Eduardo Cunha fue encarcelado acusado de haber ocultado 1,5 millones de dólares provenientes de sobornos en el «caso Petrobras». Con un enorme poder que ha utilizado en sus pugnas políticas, fue el principal impulsor de la destitución de Dilma Rousseff en cuanto se vio bajo la mirada de los tribunales.

El expresidente del Congreso de los Diputados de Brasil Eduardo Cunha, actor clave en la crisis política brasileña y principal impulsor de la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff, fue detenido ayer por el escándalo de corrupción de Petrobras.

La Policía detuvo al que fue tercer cargo político más importante del Estado cerca de su domicilio, ejecutando una orden del juez federal Sergio Moro, encargado de la investigación sobre el desvío de fondos en la empresa estatal Petrobras.

Cunha, miembro del PMDB del actual presidente Michel Temer, está acusado de haber ocultado 1,5 millones de dólares en cuentas secretas en Suiza que, según la acusación, provienen de sobornos percibidos en la compra por Petrobras de un campo petrolífero en Benin en 2011. Se enfrenta a cargos por corrupción pasiva, blanqueo de dinero y fraude fiscal, pero la operación solo representa una parte de los supuestos delitos que pesan sobre el político.

La Fiscalía ha congelado bienes de su propiedad por un total de 69,5 millones de dólares.

Este ultraconservador evangélico llegó a tener un inmenso poder que utilizó de forma maquiavélica para comprar alianzas y minar a sus adversarios. Las acusaciones de corrupción eran conocidas y su enfrentamiento y acoso político contra la ya expresidenta comenzó cuando Cunha empezó a sentir el cerco de la Justicia. Antes de verse ante un tribunal, utilizó su poder para liderar el proceso que terminó con la destitución de Rousseff y su sustitución por Michel Temer, el pasado 31 de mayo. Pero no pudo evitar que, casi a la vez, los tribunales ordenaran suspender su mandato como diputado y su cargo de presidente del Parlamento en medio de la múltiples acusaciones de corrupción, lo que facilitó que, pese a su enorme influencia, el Parlamento le destituyera en julio.

Desde su caída, la prensa brasileña se ha hecho eco del ritmo de vida de lujos y ostentación que llevaban Cunha y su esposa, Claudia Cruz, presuntamente costeado con pagos ilícitos de empresas implicadas en los desvíos de Petrobras.

Así, Cunha registró una flota de ocho autos de lujo a nombre de Jesús.com, valorados en más de 200.000 dólares. Su esposa gastó más de 850.000 dólares en artículos de lujo, como bolsos, zapatos y ropa de marcas exclusivas, en tiendas de París, Roma y Miami, según los investigadores.

La orden de prisión no ha sorprendido a Cunha que, según medios locales, tenía incluso preparada la maleta que se llevará a la cárcel, aunque ayer la calificó de «absurda».

Aunque comentó a algunos de sus allegados que no se convertiría en delator para rebajar su pena si terminaba en prisión, cuenta con un gran potencial para utilizar en su proceso, mucha información sobre el Gobierno de Rousseff, sobre la Cámara de Diputados y diversos partidos.