Confirmada la reacción ante el Villarreal, el Eibar quiere ahora convertir aquel encuentro también en un punto de inflexión. Para eso necesita encadenar un segundo triunfo, que le permita llegar al parón con los deberes ampliamente cumplidos y Las Palmas, rival directo hasta que los hechos demuestren lo contrario, a una distancia más confortable que los actuales dos puntos que separan a ambos equipos en la clasificación.

Un partido que, también hasta que los hechos lo refuten o lo ratifiquen, se presenta interesantísimo. Al menos para el espectador neutral, que debería disfrutar del choque entre dos equipos que, con sus amplias diferencias –mientras unos apuestan por la posesión y la combinación por todo el campo, los otros prefieren la presión alta, el robo de balón y las transiciones rápidas–, comparten un mismo concepto de fondo: al fútbol se juega atacando.

Otra cosa es que se gane, cosa que, lamentablemente, no siempre sucede y en la que influyen más factores que la querencia por la portería rival. De momento, por muy poco, la apuesta le da mejores resultados al Eibar, como reivindicaba José Luis Mendilibar antes de partir, que a un Las Palmas que empezó como un tiro pero ha perdido gas a la misma facilidad. Solo ha sumado cuatro puntos, gracias a otros tantos empates, en las seis últimas jornadas. Eso sí, solo ha dejado de marcar en un partido –que ya es uno más que los del Eibar, el único junto a Real Madrid y Barcelona que siempre ha batido a sus rivales– y la semana pasada se apuntaba un tanto moral tras neutralizar, justo al contrario de lo que les pasó a los armeros dos jornadas antes en Cornellà, un 0-3 para acabar empatando, y casi ganando, con el Celta.

«Son capaces de todo. Hasta el pitido final no sabremos qué puede ocurrir», admite Mendilibar. Aunque lo mismo puede decirse de su equipo, que ya ha protagonizado algún que otro final de partido épico en estos tres meses de competición. Y que además llega a Canarias sin sacar pecho pero con la confianza en niveles óptimos. No solo por su último partido, sino porque «la dinámica del equipo es buena –recalca el técnico armero–. Competimos en todos los campos. A veces nos pasan cosas pero también somos capaces de levantar partidos. Estamos en buena dinámica».

Para prolongarla en el Gran Canaria, la fórmula debe ser la misma. «Si somos nosotros de verdad, si somos nosotros al cien por cien, tenemos opciones de ganar», asegura Mendilibar, que explica que «por el tipo de fútbol de los dos conjuntos, si ellos salen combinando desde atrás nos pueden hacer daño. Pero su logramos robarles algún balón, les haremos daño a ellos».

Las incógnitas de siempre

Tampoco parece que vaya a haber muchas variaciones en los futbolistas que busquen la victoria de inicio. Aunque cualquiera sabe con el zaldibartarra, que ayer dirigió el último entrenamiento de la semana en las instalaciones de Barranco Seco, ya en Gran Canaria.

Las dudas se centran, como casi siempre, en conocer sus intenciones de cara al centro del campo. Cada vez está más clara su preferencia por Fran Rico en detrimento de Gonzalo Escalante –el gallego solo se ha quedado fuera del once una vez desde su llegada– pero tampoco es descartable que alguna jornada dé la oportunidad al argentino, para el que no debe ser fácil asumir tan considerable pérdida de protagonismo. Eso si no vuelve a apostar directamente por el trivote, que no le dio buen resultado ante Osasuna pero sí en el Santiago Bernabéu.

Además, habrá que ver si, de forma bastante inhabitual, Takashi Inui repite en el once por tercera semana consecutiva o si cede el testigo a Bebé –con muy pocos minutos estas últimas jornadas– o Rubén Peña. Menos probable parece el relevo de Ander Capa, al que debería bastarle con el toque de atención –el «pí-pí», según el técnico– de la semana pasada, cuando Mendilibar le envió a la caseta a veinte minutos del final y con el equipo por detrás en el marcador.

Un equipo maldito desde la llegada de Setién

Al Eibar se le atraganta el Las Palmas de Quique Setién, con el que han caído en sus tres enfrentamientos.

Los azulgranas sí se impusieron el curso pasado en el Gran Canaria, (0-2), pero todavía con Paco Herrera, destituido poco después, en el banquillo. Llegó Setién y la historia cambió. En octavos de Copa, el equipo canario se llevó los dos partidos, por igual marcador (2-3 y 3-2) y con polémica por la expulsión de Escalante y Hajrovic en Ipurua. En la 26ª jornada de Liga se repitió la historia, con triunfo insular (0-1). A.U.L.