Eibar y Alavés disputan un derbi inédito. Nunca antes se habían enfrentado en Primera dos equipos que, sin embargo, son viejos conocidos. Comparten una larga historia de enfrentamientos, en Segunda A y B, que se había visto suspendida durante los dos últimos años, tras el ascenso de los azulgranas. El que consiguieron coincidiendo, precisamente, con la última visita del cuadro gasteiztarra a Ipurua.

De ahí que el encuentro resulte especialmente emotivo. En Eibar, donde aquel 25 de mayo de 2014 quedó grabado para siempre, aunque no tanto en el bando albiazul que, tras ejercer de convidado de piedra en aquella fiesta, tuvo que recurrir a un milagro una semana después para aferrarse a la categoría.

Las cosas han cambiado muchísimo desde entonces. El Eibar intenta asentarse en una categoría en la que ya ni siquiera puede invocar al tópico del «equipo más modesto» y al Alavés le toca ejercer de recién llegado, con todo lo que ello conlleva, para bien y para mal.

Papeles distintos a los que han interpretado habitualmente en sus obras conjuntas, como también lo son sus trayectorias en estos primeros tres meses y medio de competición. 14 jornadas en las que, pese a que solo cuatro puntos separan a ambos equipos en la clasificación, los armeros se han mostrado más fiables. O al menos más predecibles que un Alavés capaz de liarla en los campos más complicados de la categoría pero permanentemente sufridor en Mendizorrotza. Una característica que en la previa del derbi resulta especialmente llamativa, teniendo en cuenta que el equipo de Mauricio Pellegrino, uno de los pocos que lo hace mejor a domicilio que ante su público, visita a un Eibar intratable en su estadio; no en vano los azulgranas han logrado el 76% de sus puntos en Ipurua donde, sorprendentemente, solo el colista Osasuna ha sido capaz de ganar, y donde, tras ese tropiezo frente al cuadro rojillo, han celebrado tres victorias consecutivas, frente a Villarreal, Celta y Betis.

Bajas y cambios

Hoy buscarán la cuarta con un equipo renovado a la fuerza. Y es que después de tantas semanas felicitándose por la ausencia de lesionados, a José Luis Mendilibar se le empiezan a acumular. Abrió el fuego Ramis, que ya se perdió el derbi de San Mamés y que, tras pasar el lunes por el quirófano, afronta un período mínimo de dos meses de baja. Y esta semana se le han añadido Fran Rico, con una fisura en el peroné que le tendrá fuera de combate hasta 2017, y Asier Riesgo, por una fuerte contusión. De buenas a primeras, tres de los integrantes de la columna vertebral del equipo tienen que seguir el partido desde la grada. Ahora la duda es saber si el técnico de Zaldibar se limitará a introducir los cambios mínimos –que, salvo sorpresa, se traducirían en la entrada de Yoel y Escalante, con Gálvez repitiendo como acompañante de Lejeune– o si apuesta por una remodelación más profunda, que bien podría llevar de vuelta al once a Kike García o Capa. Además, la baja de Asier Riesgo provocará que el guardameta del filial Quique Cebriá se estrene en la convocatoria del primer equipo, que el técnico azulgrana no hará pública hasta minutos antes del encuentro.

Por parte del Alavés, las noticias son mucho mejores, ya que con la recuperación de Kiko Femenía, la enfermería queda desocupada. Es previsible que el lateral alicantino, ausente ante el Las Palmas, regrese también al once. Camino opuesto al de Vigaray, que esta vez se queda fuera de la convocatoria. No se esperan más novedades.

Pintadas en Mendizorrotza

La víspera del derbi amaneció con disgusto, después de que los murales de Mendizorrotza, que representan momentos y personajes históricos del club gasteiztarra, aparecieran pintados. Se sustituyeron colores, convirtiendo las camisetas del Alavés en rojiblancas o rojigualdas, o incluso se dibujaron una barba blanca y un gorro de Santa Claus sobre el retrato de José Luis Compañón.

Actos vandálicos que dañaron la mitad de los 16 graffitis que lucen en las Tribunas de Preferencia y Polideportivo desde hace dos años y que causaron un gran disgusto en la familia albiazul. El Alavés emitió un comunicado para «manifestar su total rechazo» a lo sucedido, lamentando «actitudes aisladas que no ayudan en el fomento de los valores en el deporte» y que suponen «una falta de respeto absoluta hacia nuestra historia». El club se comprometió a «trabajar de manera inmediata» para que las paredes de Mendizorrotza vuelvan a lucir como antes del ataque.

La tranquilidad a domicilio frente al conocimiento de las virtudes

José Luis Mendilibar y Mauricio Pellegrino tienen avales para el optimismo y motivos para la desconfianza. El buen rendimiento del Alavés a domicilio y el conocimiento armero de sus virtudes, por ejemplo.

«El Alavés ha sumado muchos puntos fuera y en campos difíciles, ante rivales fuertes», destaca el entrenador zaldibartarra. «Andan bien cuando juegan fuera de casa, tranquilos, esperando atrás y con dos o tres jugadores arriba que hacen daño. No solo esperan atrás, porque los de arriba tienen oportunidades para marcar pero juegan con tranquilidad, sin prisas, sabiendo que van a tener ocasiones. Y actúan bien en defensa porque han recibido pocos goles», añadió Mendilibar que, pese a todo, confía en su equipo.

También lo hace Pellegrino, que igualmente desgranó las virtudes de un rival que «sabe explotar muy bien sus virtudes, está muy bien trabajado y tiene una mezcla de identidad y jugadores de calidad que le hace my competente en todos los momentos del juego». Precisamente lo que pide a sus hombres, recordando que «los buenos equipos son los que se adaptan a todos los campos, hacen lo que el rival propone y tratan de poner sus virtudes».

En este caso, los albiazules tendrán que hacer frente a un rival especialmente poderoso en su campo, en el que «el Eibar difícilmente deja jugar cómodos a sus rivales. Pocos han podido hacer su fútbol allí», advirtió el técnico argentino.A.U.L.