El ministro de Justicia brasileño, Alexandre de Moraes, anunció que los presuntos líderes del motín que acabó con la muerte de 56 presos en el Complejo Penitenciario Anísio Jobim (Compaj) de Manaos serán trasladados a prisiones federales.

Varios de los muertos fueron decapitados, informaron las autoridades, que calificaron el episodio como la mayor matanza cometida en una prisión de la Amazonía.

El Gobierno de Amazonas comunicó, además, la fuga de 112 presos del Compaj y de 72 reclusos del Instituto Penal Antonio Trindade (Ipat), una unidad de detención preventiva del mismo recinto. Solo 40 de estos 184 fugitivos han sido detenidos.

El motín en el Compaj comenzó en la tarde del domingo, cuando miembros de la Familia do Norte (FDN), que mantienen el control sobre la prisión, tuvieron un enfrentamiento con integrantes del Primer Comando de la Capital (PCC).

«Todo esto es la consecuencia de un sistema fallido que no tiene cómo continuar», declaró a Efe Epitácio Almeida, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Orden de Abogados de Brasil (OAB), quien coordinó las negociaciones para la liberación de rehenes y fue testigo del reguero de sangre que dejó la reyerta, en la que fueron decapitados y descuartizados decenas de cuerpos. «La sensación fue de atrocidad. Marcó mucho, no solo para mí, sino para toda la sociedad. Con todas esas fotos y vídeos circulando, la humanidad amaneció más pobre», lamentó.