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La guerra entre bandas provoca una nueva masacre en otra prisión de Brasil

Una nueva masacre en una cárcel brasileña ha puesto en cuestión las medidas del Gobierno para contener los motines provocados por la guerra de bandas, que las autoridades temen se traslade a las calles, en los que han muerto más de un centenar de presos este año.

La Policía brasileña controló ayer, después de catorce horas, un motín en la cárcel de Alcaçuz, en Natal, capital del nordestino estado de Rio Grande do Norte, que sumó al menos treinta muertos a los más de cien que ya ha dejado en 2017 la guerra sangrienta entre bandas criminales desatada por el control del narcotráfico en los centros penitenciarios.

La revuelta comenzó en la tarde del sábado después de que presos supuestamente de diferentes organizaciones criminales lograran salir de sus pabellones y se enfrentaran brutal- mente. Las fuerzas de seguridad cercaron el exterior de la cárcel y tuvieron que esperar al amanecer de ayer para irrumpir con vehículos blindados ya que los detenidos había cortado la luz y conseguido armas pesadas.

El coordinador de la administración penitenciaria estatal, Zemilton Silva, señaló que había cuerpos decapitados, un símbolo recurrente del nivel de violencia que se vive en las superpobladas cárceles del país.

El Ministerio de Justicia convocó a los secretarios de Seguridad de todos los estados brasileños a una cumbre mañana para estudiar «medidas inmediatas para la crisis del sistema penitenciario», que además de las macabras matanzas recientes ha sufrido numerosas fugas.

La prisión de Alcaçuz se erige a unos 25 kilómetros de Natal en un área rodeada de dunas. Según datos de la secretaría de Estado de Justicia, tiene capacidad para 620 presos, pero su población es de 1.083.

Las cárceles se han convertido en escenario de una guerra por el control del narcotráfico que la autoridades atribuyen a los dos principales grupos criminales del país: el Primer Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo y el Comando Vermelho de Río de Janeiro y sus aliados.

Dos organizaciones del narcotráfico, PCC y Familia del Norte, son las que hace tiempo que se disputan las cárceles del país. El PCC es un grupo que se cree que controla en la región el tráfico de cocaína proveniente de Perú y Colombia. Por su parte, Familia del Norte opera en alianza con Comando Rojo de Río de Janeiro, la segunda facción más poderosa de Brasil tras el PCC.