Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Figuras ocultas»

Las pitagorinas de la NASA que no salían en la foto

En su estreno estadounidense “Hidden Figures” ya había recuperado en taquilla los 25 millones de dólares que había costado, por lo que las cifras le van a ser todavía mucho más favorables una vez conocidas sus tres nominaciones a los Óscar en las categorías de Mejor Película, Mejor Actriz de Reparto (Octavia Spencer) y Mejor Guion Adaptado (Theodore Melfi y Allison Schroeder). Dicha recompensa, la mar de generosa y excesiva para los verdaderos méritos de la película, forma parte de la respuesta oficial a las acusaciones que sufrió la Academia de Hollywood en la pasada Ceremonia de Entrega de los Óscar de falta de diversidad, y que fueron lanzadas por la comunidad afroamericana integrada en la industria del cine.

“Hidden Figures” es un producto concebido a tal fin en todo su desarrollo, pues no puede ser más convencional y estandarizado, tanto en contenidos como en su factura fílmica. Se ajusta a las reglas del biopic que gustan desde siempre a los viejos académicos, a la vez que presenta un grado de protesta social bien calculado y mejor moderado. Su reivindicación de las mujeres afroamericanas que trabajaron en la NASA durante la carrera espacial, en plena Guerra Fría, es lo suficientemente tardía como para no molestar a nadie. Se emplea la máxima corrección política a la hora de homenajear a Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, cuyas fotografías en blanco y negro son mostradas, tal como mandan los cánones, en los títulos finales de crédito, y con el correspondiente rótulo alusivo.

Cierto es que estas científicos fueron discriminadas por su doble condición de raza y sexo, pero la narración se detiene y extiende en lo anecdótico, como en lo relativo a la prohibición de utilizar los mismos baños que los hombres y mujeres blancos. A las tres se las presenta, dentro de su aportación a los cálculos matemáticos y astrofísicos, como unas exóticas pitagorinas.