Patxi IRURZUN
IRUÑEA
Elkarrizketa
MAURO ENTRIALGO
DIBUJANTE

«El pensamiento único, ya sea político o cultural, teme al humor»

El Oscar Wilde del cómic, como define al dibujante gasteiztarra Mery Cuesta en el magnífico prólogo de «Angel Sefija en camisa de once varas», acaba de publicar en Astiberri la undécima recopilación de las historietas de su carismático personaje, Ángel Sefija, agudo e hilarante observador de la realidad que señala allá donde todos miramos pero no vemos.

Las historietas sin pelos en la lengua de Ángel Sefija llevan publicándose en “El Jueves” desde el año 2000, sin hacer pellas ni una sola semana. A través de este barbudo e involuntario moralista, Mauro Entrialgo reflexiona sobre algunos de nuestros usos y costumbres más ridículos, que el avance de las redes sociales y las nuevas tecnologías, el auge de expertos en todo o de lo políticamente correcto nos impiden a veces percibir. Y lo hace de la manera más efectiva y contundente: a través del humor. Un libro, en definitiva, –esto lo lleva puesto el propio libro en la solapa, no lo decimos nosotros; bueno, también– para partirse el ojete.

Esta es la undécima recopilación de Ángel Sefija, así que le habrán preguntado ya de todosobre él. ¿Qué diría Ángel sobre las entrevistas sobre Ángel Sefija?

Es cierto que me suelen repetir bastante las preguntas en las entrevistas. Sobre todo, en prensa generalista. Una temporada tuve en proyecto gamberril un poco a lo Sefija que consistía en colgar en mi web un apartado secreto con una página con una respuesta para cada pregunta habitual. Es decir, respuestas a “¿Qué influencias tienes?”, “¿Cuándo empezaste a dibujar?”, “¿Se puede vivir de dibujar cómics?”, etc. Cada una con su propio URL. La idea es que cuando un periodista o alguien de un fanzine me mandara preguntas podría responderle solo con enlaces a esas páginas. Abandoné la idea a medio hacer porque en la práctica la broma quedaba como algo super borde y alguien que te envía preguntas, aunque sean las de siempre, es alguien que se interesa por lo que haces y merece un respeto.

En este caso, además, en el prólogo de Mery Cuesta está ya casi todo dicho. ¿Qué piensa cuándo escribe de usted que es el Oscar Wilde del tebeo?

Pues me da una vergüenza de grandes dimensiones. Siempre pido a las personas que me prologan los libros que hablen poco de mí y cuenten lo que les sugiera, recuerde o provoquen las historietas que reúna el tomo en cuestión, pero luego ellas hacen lo que quieren. A Mery le pedí el prólogo porque me gusta en general todo lo que hace, pero en concreto, disfruté mucho con las consideraciones de su ensayo “La rue del percebe de la cultura” y me interesaba su opinión. Luego me escribió esa sarta de hipérboles agudas y me pareció estupendo, pero me dio un poco de apuro, para qué nos vamos a engañar.

¿Cree que llegará un momento en que le falten argumentos para su personaje o el surrealismo, lo absurdo, son fuentes inagotables?

Al menos en Sefija tiro poco de lo onírico. La realidad es la que, a pesar de su condición de cíclica, es fuente inagotable. Y la tendencia a que los medios miren las cosas desde muy poquitos puntos de vista ofrece muchísimas posiciones vacantes al francotirador humorista.

¿Ángel Sefija es un agudo observador de la realidad y de lo cotidiano o, por el contrario, alguien que no tiene filtros para decir lo que todos pensamos pero que no nos atrevemos a decir?

El humor es una forma de contar que tiene su técnica y mecanismos. Una vez controlados estos, se trata un poco de fijarse, sí, pero sobre todo de recordar muchas pequeñas reflexiones del día a día que la inmensa mayoría de las personas también elaboran ante su colisión con la realidad, pero que luego suelen olvidar. Yo intento recordar la mayor parte de las que me vienen a la cabeza, les doy forma humorística y formato de Sefija y las publico. No tiene más misterio la cosa.

Uno de los aspectos a los que presta más atención últimamente es a las nuevas tecnologías y los usos que hacemos de ellas.

Las redes sociales son los nuevos bares. Y ya sabemos que los bares animan la vida, pero también tienen sus riesgos y pueden complicártela mucho. Los de mi misma generación y sector espaciotemporal no concebimos la existencia sin los bares. Mi propia carrerica de humorista gráfico no habría existido sin bares. Sin embargo, hoy en día, supongo, que un chaval que empiece puede profesionalizarse comunicándose con los demás en las redes sin necesidad de bares.

También abundan los chistes sobre o contra los expertos en todo, tertulianos, críticos de arte… ¿El humor es una buena manera de enfrentarse a todo eso?

El pensamiento único, ya sea político o cultural, teme al humor mucho. Y eso se evidencia cada vez que sus cabecillas intentan manipular las leyes y la justicia para perseguir al humorista disidente de forma desproporcionada y rabiosa. El humor muestra de manera eficaz y contundente otras formas de ver las cosas, desactiva las consignas, revela la estupidez, señala al sinvergüenza, ridiculiza al vendemotos e introduce debate donde nos querían colar verdad única.

Y también están los eufemismos de lo políticamente correcto, los youtubers, el aire acondicionado, la corrupción política… ¿A veces hay que reírse por no llorar? 

O hacer las dos cosas al mismo tiempo, que es un poco la esencia de mis historietas de Sefija. Alguna persona ha habido que me ha confesado que le incomodan porque le dejan un regusto chungo. No lo dudo, a cualquier lector con un poco de sensibilidad debería dejárselo.

Por último, tal y como plantea Mery Cuesta en el prólogo, ¿es Ángel Sefija un moralista?

Me temo que sí, Mery tiene toda la razón. Nunca fue mi intención que lo fuera. Pero, aunque no proponga un modelo concreto de comportamiento, es cierto que señala. Y señalar, casi siempre, es un acto moral.