No hay manera de fijar la atención en algo que no sea la cambiante actualidad política por lo que tiene de esperpéntica. Un diputado del partido zombie ha colocado cuatro preguntas en el parlamento español para que el gobierno explique qué ha pasado en la designación de representante español en Eurovisión. Aseguran diversas fuentes de que ha habido tongo, que se sabe dónde nació la manipulación, incluso con nombre y apellidos de la directiva del ente que maniobró, que el voto popular decidió que fuera una dicharachera cantante, pero que el jurado colocado por la dirección eligió a un joven cantante catalán con muchas fans. Es decir lo habitual, porque estamos hablando de TVE, donde parece que nada es posible hacerse dentro de la normalidad.

Sorprende que el PSOE lleve este asunto al parlamento. Se le da una importancia superlativa, cuando no es otra cosa que un pequeño negocio, una costumbre, un compromiso antiguo y una manera de establecer una imagen de la marca España que siempre actúa a la contra porque se trata de un laberinto de intereses. Y sorprende que suceda esta iniciativa cuando las noticias de tribunales colocan en prisión a tres de los dirigentes de la trama Gürtel, cuando dimiten tres altos cargos del Banco de España por su negligencia o complicidad en el gran timo de Bankia, entre otros muchos motivos para pedir explicaciones parlamentarias.

Claro en lo de Bankia, están metidos hasta el corvejón los dos partidos del turnismo, porque esas cajas, y todas las cajas, eran abrevaderos de políticos partidarios, sindicalistas y otras especies sobrecogedoras. De ahí su silencio y su postureo. Ahora, de repente, parece que hacen ver que quieren promover una comisión de investigación parlamentaria sobre estos asuntos. Será después de lo de Eurovisión. El tongo político no cesa.