Un expolicía filipino admitió la existencia de los escuadrones de la muerte dirigidos por Rodrigo Duterte cuando este era alcalde de Davao, a los que se atribuyen más de un millar de muertes, y acusó al presidente del país de contratar sicarios para matar a detractores. «El escuadrón de la muerte de Davao es real», aseguró Arturo Lascañas, agente de la Policía Nacional hasta diciembre, en una rueda de prensa televisada en el Senado.

El expolicía, que compareció a instancias del Grupo de Asistencia Legal Gratuita bajo el amparo de la ONU, aseguró que «por cada muerte, el alcalde Duterte nos pagaba 20.000 pesos (375 euros) y a veces 50.000 (935 euros) o 100.000 (1.875 euros)».

Lascañas, que fue uno de los policías más cercanos a Duterte en sus más de 20 años como alcalde de Davao en varios períodos desde 1988 hasta 2016, había negado el pasado octubre en el Senado la existencia de los escuadrones de la muerte.

Entre palabras de arrepentimiento y llantos, el exagente calificó su anterior declaración como «todo mentiras» y confesó su participación en algunas de las ejecuciones presuntamente ordenadas por el actual presidente del país.

En concreto, Lascañas explicó cómo Duterte le dio tres millones de pesos (56.025 euros) para contratar al sicario que tras dos intentos fallidos acabó en 2003 con la vida de Jun Pala, un comentarista de radio local crítico con la gestión del entonces alcalde.

En el caso del líder religioso Jun Barsabal, muerto en 1993 por presunta ocupación ilegal de tierras, el expolicía confesó que el entonces alcalde le dio la orden directa de matarlo.