Los veloces toros de Victoriano del Río envían a ocho corredores al hospital

Los toros de la ganadería madrileña de Victoriano del Río realizaron el encierro que se esperaba de ellos: rápidos, agrupados y sin lanzar ni un solo derrote contra los corredores. En las siete ocasiones consecutivas que habían corrido en Iruñea, desde el año 2010, sólo habían realizado cuatro cornadas, y ayer no hubo ni una a pesar de las numerosas ocasiones que tuvieron para hacerlo.
Eso sí, ocho mozos hubieron de ser trasladados a los centros hospitalarios, pero no por haber sido empitonados, sino porque sufrieron traumatismos y contusiones, de poca gravedad, a consecuencia de la velocidad que los morlacos imprimieron a su galopada. Otro corredor hubo de ser atendido en el centro ambulatorio Doctor San Martín por las mismas causas, pero salió tras la correspondiente cura.
La carrera comenzó con la manada compacta y encabezada por los cabestros, y así continuó hasta pasar la Plaza del Ayuntamiento. En la calle Mercaderes los toros se colocaron por delante e imprimieron un ritmo más fuerte, provocando continuas caídas de los corredores en el resto del trayecto.
Muchos mozos lograron colocarse ante las astas en los pocos huecos que se abrieron, pero no pudieron mantener el ritmo y acabaron arrollados por los morlacos.
Por su parte, uno de los cabestros asestó un fuerte golpe con la parte exterior de su cornamenta a un veterano corredor que se había confiado cuando ya habían pasado todos los toros, sin percatarse de que todavía faltaban los mansos.
Último tramo complicado
El último tramo del encierro, entre la calle Estafeta y la Plaza de Toros, fue el más complicado y accidentado del encierro de Victoriano del Río. Los toros que abrían la manada se arrimaron al lado derecho y estuvieron a punto de empitonar a varios corredores, no porque fueran a por ellos, sino porque simplemente les superaron en velocidad y los apartaron de su camino. En este tramo se formaron varios pequeños montones y en uno de ellos también cayó uno de los morlacos, pero se reincorporó con rapidez y continuó su veloz carrera hacia la plaza. La manada entró bastante compacta en el redondel y enfiló directamente hacia los corrales con la ayuda de los dobladores, completando el recorrido en un tiempo de 2 minutos y 16 segundos, que es el más rápido de estos sanfermines.
Atrás dejaron nueve corredores contusionados, de los que ocho hubieron de ser trasladados al Complejo Hospitalario de Iruñea. En concreto, D.J.E., de 34 años de edad y vecino de Buñuel, sufrió fracturas costales y de clavícula, además de un traumatismo torácico, por lo que quedó ingresado en proceso de valoración y con pronóstico reservado.
J.R.A., de 19 años y vecino de Iruñea, sufrió un traumatismo craneoencefálico, un pisotón en la zona lumbar y erosiones en la espalda, con pronóstico leve.
El también iruindarra Diego San Román, de 22 años de edad, llegó al Complejo Hospitalario con un traumatismo craneal y otro en la rodilla, de carácter leve, y quedó ingresado en estado de valoración. Según dijo, este ha sido su primer traslado al hospital en los cinco años que lleva corriendo.
El cascantino Eder Jiménez, de 21 años, sufrió un traumatismo en su rodilla derecha, de pronóstico leve, cuando corría en el tramo de Santo Domingo. Este joven lleva tres años acudiendo al encierro de Iruñea, y relató que tropezó a causa de un pequeño montón de corredores y se golpeó contra la pared.
«Se convierte en una batalla»
Por su parte, Javier Gómez, de 34 años de edad y vecino de Arévalo (Ávila), presentaba una contusión leve en la rodilla izquierda. Ha sido la primera vez que sufre una herida en los 16 años que lleva corriendo en Iruñea. Según comentó a los medios de comunicación, al haber tantos corredores en el recorrido, éste se convierte «en una batalla».
Aunque ya no pueda correr el resto de los sanfermines a causa de la lesión, aseguró que volverá al encierro en cuanto pueda. Tanto él como Diego San Román y Eder Jiménez fueron dados de alta ayer mismo.
Además fue atendido en el Complejo Hospitalario J.G.L., de 34 años y vecino de Logroño, que sufrió un traumatismo dorsal y un pisotón en la escápula derecha, además de llegar con hipotensión arterial.
En el tramo final del recorrido también resultó herido M.V.V., de 38 años y vecino de Llombai (Valencia). Los médicos le apreciaron un traumatismo costal izquierdo, tanto en la muñeca como en la rodilla, de pronóstico leve, y recibió el alta en la misma mañana de ayer.
En el mismo centro fue atendido M.C.M., de 56 años y vecino de Castro del Río (Córdoba), que presentaba un traumatismo craneoencefálico de carácter leve tras haber sido golpeado por un astado en la zona entre la Estafeta y el callejón.
Por último, sobre las 9.30 horas se presentó en el Complejo Hospitalario el iruindarra Patxi Ibáñez, de 44 años de edad, que rechazó ser trasladado en ambulancia. Este corredor, que tiene una experiencia de 16 años en los encierros de la capital navarra, señaló que cayó al suelo tras ser empujado durante la carrera. Sufrió una herida en la pierna que requirió sutura, pero no quedó ingresado.
Todos los corredores heridos coincidieron en afirmar que seguirán corriendo en el encierro en cuanto puedan, algunos de ellos hoy mismo, siempre que no se lo impida la lesión.
Núñez del Cubillo y Miura
El encierro de hoy estará protagonizado por toros de la ganadería de Núñez del Cubillo, de Vejer de la Frontera (Cádiz), mientras que el encierro del viernes, último de estos Sanfermines, se ha reservado para los imponentes morlacos de Miura.
Los toros de esta ganadería sevillana se caracterizan por su gran tamaño y peso, lo que no ha sido impedimento para que tengan el récord de velocidad en los encierros de Iruñea. Fue en la última carrera de los sanfermines de 2015, y cubrieron el recorrido en un tiempo de 2 minutos y 5 segundos.
Una de las características de los encierros de los últimos años está siendo precisamente la velocidad de los astados, con tiempos que solo pasan de los dos minutos y medio en casos excepcionales.

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