Ingo NIEBEL
BERLÍN

El homenaje de la Luftwaffe a Gernika es de carácter reservado, de momento

Por ahora se permite sólo la asistencia de invitados, aún se estudia si la prensa podrá informar desde Wunstorf. Se espera que alumnos de la Ikastola de Gernika Seber Altube estén presentes en la inauguración de una piedra conmemorativa del bombardeo.

«A las víctimas del ataque aéreo de la Legión Cóndor sobre la ciudad de Gernika el 26 de abril de 1937» es la inscripción que luce el bloque errático que el 8 de setiembre autoridades militares y civiles inaugurarán en la base aérea de la Luftwaffe, en Wunstorf. Se trata de una iniciativa del alcalde de la ciudad, ubicada en Baja Sajonia a unos 25 kilómetros de la capital regional Hannover, Rolf-Axel Eberhardt (CDU), y del comandante del escuadrón de transporte LTG 62, el coronel Ludger Bette. También ha intervenido la tenienta alcaldesa, Birgit Mares, del partido ecologista Los Verdes. Según la responsable de prensa de la unidad, la teniente Doris Lammers, al acto sólo pueden asistir personas invitadas. Actualmente la LTG 62 estudia si se va a permitir el acceso a la prensa o no. Sin embargo, se cuenta con que estén presentes los alumnos de la Ikastola Seber Altube de Gernika y de los institutos de Wunstorf y Neustadt, con los que suelen realizar intercambios desde hace algunos años.

Son los alemanes quienes dominan el acto. Aún esperan una respuesta por parte del alcalde de Gernika, José María Gorroño. Asistir o no a un homenaje que tendrá lugar en una instalación castrense, parte de las estructuras militares de la UE y de la OTAN, no es fácil para los que representan la autodenominada «ciudad de la cultura y de la paz».

El Ayuntamiento de Wunstorf y la LTG 62 consideran la inauguración de la piedra como una señal de que se reconoce lo que el antiguo escuadrón Boelcke hizo durante la Guerra Civil española. «A mí me parece bien», opina también la política ecologista Mares en conversación telefónica con Gara, «yo lo respaldo». Argumenta que la colocación de la piedra muestra un cambio en la forma de tratar el pasado.

Wunstorf sirve de ejemplo para ver lo difícil que es para la sociedad germanoccidental, sus políticos y militares de enfrentarse al pasado nazi. La primera generación de las FFAA de la República Federal de Alemania (RFA), la Bundeswehr, procedía del ejército hitleriano, la Wehrmacht. Se les permitía seguir luciendo sus distinciones adquiridas durante el nazismo (1933-1945) sólo si eran militares y siempre sin la cruz gamada. En adelante, los reactivados soldados llevarían su Cruz de Hierro sin la esvástica. Con ellos regresó buena parte del simbolismo y pensamiento militar del régimen nazi a la Bundeswehr. Tenía su equivalente también en la sociedad civil de los años 50. Eso explica, por un lado, porque en Wunstorf volvieron a nombrar una calle como el «héroe» muerto de la Primera Guerra Mundial, Oswald Boelcke. Por otro lado, los veteranos del escuadrón podían reunirse otra vez en su antigua base que servía a la nueva Luftwaffe.

Críticas a la exposición

Durante décadas se negó o se minimalizó en Wunstorf que el escuadrón Boelcke estuviera involucrado en la destrucción de Gernika. Además, se erigió en la base un museo semiprivado dedicado al Junkers Ju 52, avión de transporte y bombardero, que fue un factor esencial para la victoria del fascismo en la Guerra Civil española. Pero de este contexto histórico no se informa en la exposición, critica desde hace 30 años el Círculo de Trabajo de Historia Regional Neustadt, presidido por Hubert Brieden. «¿Cómo encaja la colocación de una piedra conmemorativa con la ocultación de los crímenes y el homenaje a los autores [del bombardeo]?» pregunta Brieden. Según él, se debería haber debatido públicamente cambiar el nombre a la calle Boelcke y sobre las informaciones que deberían acompañar a la exposición del Ju 52. «Además habría sido mejor erigir en un espacio público un monumento en recuerdo a todas las víctimas causadas por el escuadrón Boelcke», matiza.

Preguntado por como se va a dotar el bloque errático con su debido contexto histórico, la teniente Lammers dice que se están elaborando los principios básicos para hacerlo. El tema es un tanto delicado porque varios escándalos de índole neonazi sacuden de nuevo a la Bundeswehr. Desde el Ministerio Federal de Defensa aún no se ha encontrado la solución de erradicar la tradición militar nazi.