Amaia U. LASAGABASTER
Derbi en Mendizorrotza

Una semana redonda

Menuda semana ha vivido el Eibar. 180 minutos han bastado para enterrar miedos y dudas acumulados en los meses anteriores. Dos partidos diferentes, por las circunstancias y los rivales, pero similares en lo más importante: el resultado, que permite a los azulgranas alejarse del fondo de la clasificación, y la forma de conseguirlo. En ambos casos, y con sus diferencias lógicas, el Eibar mereció la victoria, tirando de lo que tanto le ha valido en los dos cursos anteriores y tanto se había echado de menos desde que comenzó el presente.

El encuentro de Mendizorrotza, de todos modos, se pareció al del lunes lo justo, lo que cabía prever. Si frente al Betis los armeros dieron la sensación de deslizarse por una pista de patinaje, ayer rodaron por un camino de gravilla. Ni la situación, ni el estilo del Alavés son comparables a los de la escuadra bética y el resultado fue que se cumplieron los tópicos que acompañan siempre a los derbis. Mucha intensidad –injustificable dureza en más de un caso– y poquito juego. Que casi siempre corrió del lado azulgrana, aunque también el Alavés tuvo su momento, ya en la segunda parte.

En la primera, el Eibar fue claramente mejor. Ante un Alavés muy renovado, y afectado por el golpe que envió a Alexis al hospital a los cinco minutos, el equipo de José Luis Mendilibar llevó la voz cantante. Lejos del bombardeo que le gusta pero todas las llegadas peligrosas al área fueron suyas. También el gol, antes de cumplirse la media hora. Un panorama que se aclaraba con la expulsión de Santos al filo del descanso. O eso parecía porque en la segunda parte el partido cambió ligeramente. Bien porque los locales apretaron más, bien porque los eibarreses se relajaron, o tuvieron miedo de perder su ventaja, pero lo cierto es que el Alavés se permitió ilusionarse con la remontada. Por suerte llegó el segundo, bonito en toda su ejecución, y se acabaron las dudas. Nueva alegría, solo empañada por el despiste que costó el 1-2 y la niñería incomprensible de Charles.