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El ISIS vuelve a la táctica de golpear Bagdad con ataques indiscriminados

Un atentado suicida en la capital de Irak, el segundo que se produce en Bagdad en tres días, dejó ayer varias decenas de muertos y heridos, y evidenció que el Estado Islámico vuelve hacerse presente con ataques indiscriminados, un mes después de que el Gobierno iraquí hubiera anunciado «el final de la guerra contra el grupo yihadista. Los atentados han ido en aumento desde finales de 2016, a medida que el ISIS iba perdiendo terreno.

Un mes después de que el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, anunciara «el fin de la guerra contra el Estado Islámico» (ISIS), un doble atentado suicida dejó al menos 31 muertos y 94 heridos en el centro de Bagdad, el segundo ataque en la capital iraquí en tres días.

En la plaza Al-Tayaran, a la hora en la que los jornaleros esperan para encontrar un trabajo, generalmente en obras de la construcción en la región de la capital, se produjeron dos explosiones.

«Dos kamikazes se hicieron explotar junto a ellos en la plaza Al-Tayaran en el centro de Bagdad», indicó el general Saad Maan, portavoz del comando conjunto de operaciones iraquí.

La plaza Al-Tayaran ya había sido escenario de ataques, a menudo mortales, en numerosas ocasiones. Tras un periodo de relativa calma, la capital iraquí se ha visto golpeada por una nueva ola de atentados.

Pocas horas después de este atentado, otra bomba estalló en el este de Bagdad, causando un muerto y seis heridos.

El sábado, cinco personas murieron en un ataque suicida perpetrado en un punto de control de las fuerzas de seguridad cerca de una concurrida plaza en la zona Al-Kademiya, en el norte de Bagdad.

Poco después de las explosiones ayer, Al-Abadi mantuvo una reunión de urgencia con el comando conjunto de operaciones y los responsables de los servicios de Inteligencia, a los que el primer ministro pidió actuar «para eliminar las células latentes del ISIS y asegurar la seguridad de los ciudadanos».

En diciembre, Irak anunció por todo lo alto el «fin de la guerra» contra el ISIS, que en 2014 llegó a controlar casi la mitad del territorio del país, después de haber expulsado a los yihadistas de la región de Bagdad y también del conjunto de zonas urbanas y pobladas que controlaban en el país, las últimas de ellas en el desierto de la zona de la frontera siria.

Persisten, no obstante, células activas de la organización, que ha continuado cometiendo atentados y ataques armados casi a diario en territorio iraquí, en especial en Bagdad y sus alrededores.

Según cifras de la oficina local de la ONU, en Bagdad murieron 24 civiles y otros 98 resultaron heridos en ataques yihadistas el pasado diciembre, cifras que superan un tercio del total de víctimas de atentados perpetrados en todo el país en ese periodo.

Las milicias chiíes se desmarcan de la candidatura de Al-Abadi

El primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, encabezará su propia lista, la Alianza de la Victoria, en las elecciones legislativas de mayo frente a su predecesor, Nuri al-Maliki, al sentirse fortalecido por la victoria de las tropas iraquíes contra los yihadistas y ante el intento secesionista kurdo. Al-Abadi dijo haber sumado a su candidatura al grupo Hashd al-Shabi, una coalición de grupos armados chiíes movilizados en la guerra contra el ISIS. Pero, posteriormente, este grupo negó haberse vinculado con «políticos involucrados en un sistema de corrupción» y argumentó que, solos, podrán competir por más escaños que aliados a una gran lista, lo que dificultará la reelección del primer ministro. Fuentes cercanas a Al-Abadi aseguraron que la retirada se debió a que Hashd al-Shabi no aceptó las condiciones impuestas por Al-Abadi. Después de haber sido imprescindible en los campos de batalla y de recibir un rango oficial, el movimiento chií, con una notable influencia de Irán, ahora aspira al núcleo del poder y varios de sus comandantes han abandonado el uniforme militar para competir en las legislativas.

En cuanto a la Alianza de la Victoria de Al-Abadi, marca una fractura en el movimiento Daawa, al que también pertenece Al-Maliki y que presenta su propia lista. El influyente clérigo chií Muqtada al-Sadr criticó la candidatura que «allana el camino para que los corruptos regresen».GARA