Los Gobiernos de Bangladesh y Myanmar acordaron que el proceso de repatriación de los 655.500 rohinyás huidos de la violencia y la persecución del Ejército birmano dure dos años desde su inicio.

Bangladesh y Myanmar concertaron el pasado 23 de noviembre el regreso de los rohinyás al estado occidental birmano de Rajine, lo que ha sido rechazado por organizaciones de derechos humanos que consideran que aún no se dan las condiciones necesarias para garantizar la seguridad de los miembros de esta minoría en territorio birmano, donde son objeto de una limpieza étnica.

Ayer los dos países acordaron que la repatriación se realice teniendo en cuenta a las familias como una unidad y a través de un sistema de albergues temporales.

Myanmar considerará prioritario el regreso de aquellos que se encuentran en el territorio entre los dos países considerado como tierra de nadie.

Riesgo por las lluvias

Mientras, Unicef advirtió del riesgo que corren que más de 520.000 niños rohinyás refugiados en Bangladesh ante la llegada de las lluvias de la temporada de ciclones y los monzones.

«Cientos de miles de niños están ya viviendo en condiciones horribles y se enfrentarán a un riesgo todavía mayor de enfermedades, inundaciones, deslizamientos de tierra y más desplazamientos», recordó Unicef, que alertó del riesgo de que se agraven las posibilidades de contraer cólera, hepatitis E y malaria. Además, las inundaciones y deslizamientos de tierra amenazan directamente la vida de los menores, y las precarias estructuras en los campamentos de refugiados, como tiendas, sistemas de agua y letrinas.