El Huesca es el equipo de moda de la división de plata. No solo por su condición de líder aventajado, sino por sus hechuras como conjunto sólido y serio candidato a estrenarse en Primera, lo que le convertiría en el equipo número 62 en hacerlo. Después de jugar el año pasado el play-off de ascenso, este ejercicio aspira a subir a la máxima categoría por la vía directa.

La clave de su éxito radica en haber sabido mantener prácticamente el mismo bloque y haber asimilado con celeridad a futbolistas muy jóvenes a préstamo que, junto al todoterreno Melero, están llevando el peso ofensivo de la escuadra oscense. A ello hay que sumar la preparación de los partidos por parte del cuerpo técnico dirigido por Rubi, que busca lograr el ascenso a Primera, después de haberse quedado en puertas con el Girona y Valladolid.

Con un presupuesto tres veces menor al de Osasuna y una masa social que es la cuarta parte de la rojilla, para el Huesca el encuentro de este domingo supone toda una reválida sobre sus opciones, dado que al club navarro se le considera uno de los más fuertes de Segunda.

Y uno con los que mejores relaciones mantiene. No en vano, fue en esta misma década cuando ambas entidades firmaron un convenio de colaboración que llevó a un buen número de canteranos de Tajonar a vestir la elástica azulgrana.

En otro orden de cosas, Osasuna hizo oficial ayer la salida de Fausto Tienza, uno de los jugadores que menos minutos ha tenido y con el que el técnico, Diego Martínez, apenas contaba. El futbolista, cuyo destino propable será Córdoba, se despidió de la afición, asegurando que «siempre estaré en deuda con El Sadar, que me ha hecho sentir tan querido».