El exgeneral Reynaldo Bignone, último presidente de Argentina durante la dictadura, murió ayer a los 90 años internado en un hospital militar y bajo arresto por los crímenes cometidos durante el régimen militar. Bignone presidió la última Junta Militar entre 1982 y 1983 y era el único presidente de facto de la dictadura que aún permanecía con vida. En el ocaso del poder militar, abrió el proceso que permitió a Argentina celebrar las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Raúl Alfonsín en 1983, no sin antes dictar una amnistía por los crímenes de la dictadura que luego fue derogada por el Gobierno de Raúl Alfonsín. Además, ordenó destruir la documentación existente sobre la represión.

Había sido condenado a prisión perpetua por «asesinato», torturas, privación ilegítima de la libertad y robo de bebés, entre otros crímenes de la dictadura que dejó 30.000 desaparecidos. Bignone fue sentenciado junto al exjefe militar Jorge Rafael Videla, ya fallecido, por robo de bebés de mujeres desaparecidas.

En 2016 había recibido una condena a 20 años de prisión por desaparición forzada de un centenar de personas en el marco del denominado Plan Cóndor. Su último proceso lo enfrentó el año pasado cuando sumó otra condena a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos en el Colegio Militar a su cargo.