Raimundo Fitero
DE REOJO

No se sabe

Existen pocas teorías capaces de entender de manera razonable o mágica la desidia de los actuales dirigentes de TVE con la verdad y la realidad. Se diría que su equipo dirigente no sabe, no contesta, no quiere saber, no le importa. ¿Puede ser considerada una estrategia ocultar constantemente lo que está sucediendo en las calles de todas las ciudades? Hay dudas más que razonables sobre esta actitud destructiva, una especie de inmolación autocomplaciente. ¿A quién sirve de manera objetiva? Las encuestas le dan a la banda de M. Rajoy una caída sin fisuras en sus expectativas de voto. Los resultados de audiencia de la televisión estatal están bajo mínimos. Entonces, ¿cuál es el objetivo inconfesado? No se sabe. Quizás nadie lo sabe. Probablemente exista una conjunción de insuficiencias, de incongruencias, de impericias, de desconocimiento y de papismo, que quieran mantener la postura oficialista más dura que el propio papado gubernamental. Lo cierto es que las movilizaciones de los jubilados pasaron sin detención por sus telediarios, y en ese lugar infame que se llama Informe Semanal, que fue santo y seña de la cadena en los años ochenta y noventa, se dedicó al caso del niño Gabriel, pero para mantener la tesis de la necesidad de la cadena perpetua revisable. La mediocridad se debe justificar con la alabanza al líder, la agresión por acción y omisión a la oposición y la postura rotunda a favor del núcleo duro del PP. Pero, la pregunta es la de siempre, ¿no es una equivocación? Si pierden audiencia, pierden penetración, es decir, incidencia en el pensamiento de la población. Quizás no les importa. Quizás están en otra operación secreta. Quizás anden desmantelando el ente, dejar arrasado todo lo que tenía de una corporación potente de información de carácter público que puede ser una magnífica herramienta democrática.