Los marcianos no tienen suficientes algoritmos para explicarse la situación del planeta Tierra. Las asambleas cósmicas no son capaces de dar con las claves que ayuden a comprender la actual generación de los llamados líderes en los países y comunidades de mayor relevancia. Cuando sus identificadores de rostros colocan seguidos a Donald Trump, Vladimir Putin, Xi Jinping, Angela Merkel, Ian Khama o Emmanuele Macron, se vuelven locos sus analistas y acaban todos pidiendo una rectificación de los programas porque todos acaban fundiéndose en Bob Esponja.

El Big Data marciano, ¿es de mayor entidad, capacidad y extensión que el de Facebook? Recurro a mi poca fe informática, porque me parece que nos asustan con el Big data, y eso empieza a crear una tensión social que no acaba de entenderse. Es obvio, claro, evidente, que en cuanto dejas un rastro de cualquier tipo, te siguen todos los vendedores de ilusiones o de colirios. Pero estos sistemas, ¿son capaces de alterar el voto masivo en un lugar concreto del planeta? A bote pronto parece más sencillo manipular los resultados electorales con cuentas y porcentajes oscuros basados en algoritmos secretos que pueden incidir en un porcentaje mínimo de escaños.

Los líderes que supuestamente lideran nuestra economía y nuestro modelo de sociedad tienen un perfil bastante poco atractivo y que despierta de todo, excepto tranquilidad y seguridad. Porque en Rusia ha vuelto a ganar de manera holgada Putin. Trump anda crecido, soliviantando el orden mundial con sus imbecilidades. Sarkozy está declarando en una comisaría por una supuesta financiación de su campaña electoral por el líder libio Gadafi, el mismo que le regaló un bonito caballo azabache a Aznar, antes de ser repudiado por occidente y ejecutado sumariamente. Y así hasta la náusea.