Aimar ETXEBERRIA
DONOSTIA

Los vetos entre partidos complican la decisión de Mattarella

Ha llegado la hora de que el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, deje su rol de facilitador y tome partido para resolver la situación de ingobernabilidad que vive el país. El jefe de Estado se encuentra ante la disyuntiva de encargar a una figura institucional un «mandato exploratorio» para que realice consultas de manera más informal con los partidos o realizar un preencargo de formación de Gobierno. Su decisión se anuncia inminente.

Sergio Mattarella se ha cansado de esperar y ha decidido pasar a la acción. Tras dos rondas de consultas, y después de constatar por activa y por pasiva que ningún partido cuenta con respaldo suficiente para formar el nuevo Gobierno de Italia, el presidente de la República está ante una disyuntiva que abrirá una nueva fase poselectoral en el país, que tiene un Ejecutivo en funciones desde la cita electoral del pasado 4 de marzo. Según medios italianos, la decisión de Mattarella se anunciará en breve, entre hoy y mañana.

El jefe de Estado tiene sobre la mesa dos opciones principales para sacar al país del punto muerto político en el que se encuentra. La primera, y la más previsible, es que encargue a una figura institucional lo que se conoce como un «mandato exploratorio» para que se ocupe de realizar nuevas consultas de manera más informal con las fuerzas políticas. Este encargo puede recaer en la presidenta del Senado, Elisabetta Casellati –Forza Italia–, o en el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico –M5S–. Pero la filiación política de ambas figuras juega en su contra y, además, ¿qué conseguirían que hasta la fecha no haya logrado el presidente de la República?

La segunda opción es que Mattarella realice un preencargo para la formación del nuevo Gobierno. Este encargo podría estar dirigido a una figura neutral, lo que facilitaría la formación de un Gobierno tecnócrata al estilo Mario Monti, pero este extremo ya ha sido rechazado tanto por el M5S como por la Lega. Lo que sería una sorpresa es que el presidente de la República encargara la formación del nuevo Ejecutivo a uno de los líderes de los partidos que salieron victoriosos de la contienda electoral, Luigi Di Maio, del M5S, o Matteo Salvini, de la Lega.

Un hecho similar ocurrió tras los comicios generales de 2013, cuando el entonces jefe de Estado, Giorgio Napolitano, encargó a Pier Luigi Bersani, líder del PD –formación que ganó aquellas elecciones– verificar si podía formar Gobierno. Como bien es sabido, Bersani fracasó y fue Enrico Letta quien, a la postre, se alzó a la Presidencia del Consejo de Ministros italiano.

Vetos que impiden avanzar

«Las expectativas de la ciudadanía italiana, importantes e inminentes fechas límite y la escalada de tensión en áreas no muy lejanas a Italia [en clara referencia al conflicto sirio] crean urgencia para que la confrontación entre los partidos dé resultados favorables», declaró Mattarella el pasado viernes al término de la segunda ronda de consultas. Y es que mientras las formaciones continúan con vetos que hacen imposible cualquier avance, el país sigue gobernado por el Ejecutivo saliente de Paolo Gentiloni, que opera de manera provisional.

La probabilidad de formar Gobierno en Italia sigue hoy siendo remota. El M5S y la Lega, las formaciones que más han trabajado para llegar a un acuerdo, siguen lejos de cerrar el pacto. Ambas formaciones se han mostrado abiertas a gobernar en coalición y solo un detalle los separa del apretón de manos final: el papel de Silvio Berlusconi en el futuro Ejecutivo del país. Los grillini no quieren ver ni en pintura al magnate de los medios, a quien Salvini sigue siendo fiel. «Salvini tiene que decidir si quiere dejar a Berlusconi y empezar a cambiar Italia o pegarse a él y no cambiar nada», ha llegado a declarar Di Maio. Lo cierto es que no parece que el líder de la Lega esté dispuesto a dejar caer a Il Cavaliere: «Estamos abiertos al diálogo con el M5S, pero no aceptamos ni vetos ni órdenes. Somos la coalición ganadora».

El M5S, flirteos a dos bandas

En este periodo, el M5S también ha intentado acercarse al PD. Su líder pidió al Partido Democrático que dejara la rivalidad política a un lado para tratar de trabajar conjuntamente. «Se nos ha pedido un Gobierno para el país, pero aquí todos tienen el deber de ayudar a solucionar los problemas de la gente y mostrar sentido de responsabilidad», apuntó Di Maio.

En un intento de ahondar en su propuesta de colaboración, el líder del M5S anunció en una entrevista ofrecida al diario “La Repubblica” su predisposición a gobernar con los presupuestos del Gobierno saliente y mantener el déficit presupuestario en un 1,5%. Di Maio rompía así con su propuesta electoral de elevar el déficit público del país en un intento de calmar a las élites y acercar posturas con el PD, movimiento que no le ha dado el resultado esperado.

Y es que el PD parece tener claro su rol en la nueva legislatura. Maurizio Martina, líder de la formación tras la renuncia de Matteo Renzi, ha trasladado a Mattarella en los encuentros que han mantenido su intención de pasar a la oposición y no formar parte de ninguna eventual coalición de Gobierno tras el varapalo sufrido en la cita electoral del pasado 4 de marzo. «El resultado electoral negativo para nosotros no nos permite formular hipótesis de Gobierno que nos conciernan», declaró Martina tras una reunión con el presidente de la República.

Con todo, la situación política en Italia parece estar bloqueada. La coalición de derechas dice estar dispuesta a pactar, unida, con el M5S, que a su vez veta a Berlusconi y abre la puerta a una coalición con el PD, formación que insiste en que su sitio está en la oposición.