Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

Nuevo desahucio del arzobispo

Pilar Cortés, su hija y su nieta de 12 años no se marcharán de la casa parroquial de Esa pese a que ya tienen la orden de desahucio. Miembros de la PAH y de la Plataforma en Defensa del Patrimonio protestaron ayer frente a la sede donde vive del arzobispo Francisco Pérez.

«El arzobispo quiere echar de casa a Pilar y a su nieta», gritó a través del megáfono un portavoz de la PAH junto al portón detrás del que vive monseñor Francisco Pérez. Acto seguido, el activista relató los detalles principales del caso, que arrancó hace un año con una notificación para que dejaran la casa un tiempo por un problema de termitas. Tras una revisión del estado del edificio que el Arzobispado veía urgente, pero que al final nunca llegó, la Iglesia envió un burofax a esta familia para notificarles que se ponía en marcha el desahucio.

Varias decenas de personas corearon consignas en favor de Pilar frente a la sede episcopal. Pero nadie salió a la puerta. Desde la PAH, reclamaron la Iglesia que se comporte con ética primero como «gran tenedor de propiedades» y, después, que lo haga al menos según los criterios que predica.

Por parte de la Plataforma del Patrimonio recordaron que este no es el primer caso de desahucio episcopal en Nafarroa. Ha habido otros en Aranaz, Mugiro y Lizoain. El portavoz de la Plataforma señaló que, tras inmatricular bienes que eran de los pueblos, el Arzobispado «hace lo que quiere. En este caso desahucia, en otros vende las casas y hasta las campanas, pues solo les importa el negocio».

Pilar Cortés, la abuela a la que se quiere echar de la casa, entró a vivir allí hace cuatro años. Fue un acuerdo verbal con el cura de la localidad. «Junto a la casa hay unos olivares abandonados y necesitaban a alguien para limpiarlos», explicó. Según relata, pactaron un intercambio mediante el cual, ellas se encargarían de los olivos y limpiarían la Iglesia a cambio de un techo. La existencia de este contrato habría sido admitida por el máximo representante de la Iglesia en Nafarroa en un encuentro que mantuvo con la familia.

A lo largo de este tiempo, la familia ha acometido varias obras en la vivienda. Ha sustituido las viejas tuberías de cobre, los desagües y lo más caro ha sido sustituir las ventanas. Todo ello, pese a que las dos mujeres cobran el subsidio por desempleo. En cuanto a la menor, está escolarizada en Zangoza, donde se encuentra perfectamente integrada.