Jose Angel ORIA

El Ejército de Israel bombardea zonas de Gaza en el inicio del Ramadán

El Ejército israelí volvió a bombardear la castigada Franja de Gaza coincidiendo con el comienzo del Ramadán (mes de ayuno musulmán). Poca mella han hecho a los gobernantes de la potencia ocupante las reacciones internacionales a la masacre del pasado lunes.

Según los militares israelíes, ayer bombardearon «posiciones de Hamas» en Gaza. Los aviones de guerra bombardearon siete objetivos para «responder a unos disparos contra soldados apostados» a lo largo de la frontera con el enclave, pero también a fuego de ametralladoras pesadas que alcanzó el miércoles a la pequeña localidad israelí de Sderot, según la versión ofrecida por Tel Aviv.

Una relativa y precaria calma había vuelto a Gaza después de la muerte de más de 60 palestinos entre el lunes y el martes, abatidos en manifestaciones que coincidieron con la inauguración en Jerusalén de la nueva embajada estadounidense en Israel, en cumplimiento de una de las promesas más irresponsables del presidente Donald Trump. Sin embargo, disparos esporádicos y bombardeos han recordado desde el miércoles que la situación sigue siendo muy tensa.

Los ministros árabes de Exteriores, reunidos de forma extraordinaria en El Cairo, reclamaron una investigación internacional sobre los crímenes israelíes y condenaron el traslado de las embajadas de EEUU y Guatemala a Jerusalén y acordaron tomar «medidas disuasorias» para que otros países no hagan lo mismo.

Guatemala y Paraguay

Además, la ciudad turca de Estambul acogerá hoy una cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), integrada por 57 países, con la intención de enviar «un mensaje muy fuerte al mundo».

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que encabeza la protesta antiisraelí, llamó a una manifestación en Estambul bajo el lema «Alto a la opresión», en solidaridad con los palestinos. En medio de expulsiones de diplomáticos y ofensas recíprocas, Turquía e Israel afrontan una nueva crisis que se añade a una relación ya de por sí difícil.

Nabil Shaath, consejero de Exteriores del presidente palestino, Mahmud Abbas, instó a los países árabes, reunidos en El Cairo, a que corten sus relaciones con Guatemala, Paraguay y los países que trasladen sus embajadas a Jerusalén. Shaath dijo entender que los países árabes no puedan cerrar sus embajadas en Washington o expulsar a los embajadores estadounidenses de sus países por la gran influencia que tiene EEUU «en su economía, relaciones militares y petrolíferas». Pero insistió en que «tiene que haber una firme posición respecto a Guatemala», que ha trasladado su embajada a Jerusalén desde Tel Aviv, y Paraguay, que anuncia el mismo movimiento para el 21 de mayo. Shaath cree necesario poner en práctica «una guerra política, económica y diplomática contra cualquier nación que traslade su embajada a Jerusalén».

Lo cierto es que por ahora el eventual boicot árabe tiene menos poder de persuasión que Israel y sus poderosos aliados de EEUU. El primer ministro Netanyahu y el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, afirmaron ayer que sus países no son solo aliados, sino también «amigos», durante la firma –en Jerusalén, claro– de un acuerdo bilateral de libre comercio, el primero entre Israel y una nación de Centroamérica. El acuerdo incluye una cuota fija de exportación a Israel de frutas tropicales como piña y papaya, además de una reducción arancelaria para ciertos productos marinos, entre otras ventajas.