EDITORIALA
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Italia a la deriva, Europa embarrancada

Todavía no hay primer ministro, pero Italia ya tiene programa de gobierno, si es que así se puede llamar al acuerdo que ayer cerraron La Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5S), cuyas bases deben dar ahora la luz verde. Un texto de 57 páginas que, a primera vista, no parece más que una compilación de las promesas estrella de ambos partidos, un remedo de programa difícilmente ejecutable con una deuda pública encaramada por encima del 130% del PIB.

Así, el mismo programa recoge el subsidio de 780 euros a las personas en dificultades que propugnaba M5S y la rebaja fiscal generalizada abanderada por La Liga. Dos medidas a priori incompatibles que el acuerdo entre ambos partidos presenta como viable echando mano de los fondos europeos. Algo que está por ver que sea posible. El evidente euroescepticismo que comparten ambas formaciones, desde luego, no les ayudará en el empeño, menos aún los llamados a reexaminar las competencias cedidas a la UE. Con todo, en vez de cerrar los ojos y encerrarse en la fácil crítica, en Bruselas harían bien en tomar nota de algunos de los puntos del programa referidos a la UE, pues muchos de ellos van a la raíz de la crisis de confianza y credibilidad que afecta a las instituciones europeas. Tanto M5S como La Liga piden, igual que muchos europeístas críticos, una revisión de la política monetaria y del Mecanismo Europeo de Estabilidad, entre otros.

Harina de otro costal son los puntos referidos a la migración –parte de los recursos destinados a la acogida se desviará a la expulsión de migrantes en situación irregular–, la comunidad romaní –cierre de los campos en que viven– o la reforma de la justicia, en la que han pactado impulsar la legítima defensa domiciliar y el aumento de las penas para ciertos delitos. Está por ver hasta dónde llega la aplicación de este programa improbable, pero es un hecho que la extrema derecha gubernamental ha dejado de ser un fenómeno de la lejana Europa del Este.