Izkander FERNÁNDEZ
AZKENA ROCK FESTIVAL

ABSORBER LA EMOCIÓN Y LA SUSTANCIA ENTRE LAS LETRAS MEDIANAS

ANTE LA AUSENCIA DE GRANDES CABEZAS DE CARTEL, BERRI TXARRAK, DREAM SYNDICATE, GLUECIFER Y MOTT THE HOOPLE PUSIERON LO NECESARIO PARA UNA PRECIOSA JORNADA DE SÁBADO EN EL AZKENA ROCK FESTIVAL.

A menudo, el periodo que transcurre entre la finalización de una edición de Azkena Rock Festival y la siguiente se convierte en un debate entre público y organización por la evolución y la presentación del plantel de artistas que compondrán cada nuevo cartel. En demasiadas ocasiones, ocurre que el público no acaba de entender toda la información a la que tiene acceso de la misma forma que Last Tour parece incapaz de transmitir su parte de una forma convincente. Nada nuevo, hay un negocio, unos tiempos y unos conocimientos en el caso de los segundos de la misma forma que hay pasión y ganas de ver en los primeros. Tampoco es nuevo que la simbiosis entre unos y otros ha de darse para que entes como Azkena Rock Festival vean como crece su leyenda.

Cada año es una serie media de bandas sin opciones de ascender a las letras más grandes de los carteles del circuito festivalero mundial la que ofrece los mejores conciertos en la explanada de Mendizabala. La jornada del sábado de 2018 fue un rico muestrario de este tipo de formaciones con méritos suficientes para haber sido grandes, pero con una falta de comunicación maldita con el éxito de masas.

Es en este punto donde quizá Last Tout más ofrece y donde el público masivo del ARF menos alcanza. Es en los bolos de Berri Txarrak, Mott the Hoople, Gluecifer y Dream Syndicate donde hay que rascar sensaciones y rock de verdad y no en los posibles cabezas de cartel que no terminan de llegar a todas las ediciones. En esta cumplió Joan Jett y casi Turbonegro. pero el brillo estuvo en otro lugar.

Berri Txarrak

Pronto, muy pronto, comenzó a forjarse una nueva jornada para el recuerdo en el ARF. Quizá excesivamente pronto. Berri Txarrak ha visto como su figura se ha alargado en el último lustro de una forma exponencial al magnífico trabajo realizado y a las interminables betas de calidad que existen en su diálogo con la música. En festivales de mayor audiencia que el Azkena Rock Festival ha gozado de trato preferencial y horarios de máxima audiencia. Sin embargo, en casa, ante su público, se ven relegados a las siete de la tarde y a una hora escasa de actuación fuera del escenario principal. Afortunadamente importó poco. Las armas de Berri Txarrak son de sobra conocidas y la pasión que corre por sus venas es tan intensa que en dos décadas de conciertos y a lo largo de diferentes formaciones jamás se le ha visto una tarde irregular.

Su segunda actuación en Mendizabala fue de puro derroche vital, de alegría y celebración del rock y, especialmente, de orgullo y reivindicación. Homenajes a Pantera tras el fallecimiento de Vinnie Paul el pasado viernes 22 mientras dormía, a muchos les hubiese gustado subir a cantar la cover de “I’m broken”, y Anari, una de las artistas con mayúsculas de nuestro rock. Todo en su sitio, Gorka, David y Galder y su apisonadora triple. Emocionante, mucho, ver que de su primera actuación a la del sábado el público que los acompañó también ha evolucionado. Y es que Berri Txarrak ha logrado lo que pocos, trascender a una escena.

Vino y rosas

Tras el trío de Lekunberri llegó la hora de Mott the Hoople, clásico inglés del glam rock de los setenta siempre al margen de los focos más brillantes del éxito, pero con un puñado de composiciones grabadas a fuego en el recuerdo de la cultura popular rockera. Muchos, muchos años sobre las tablas, pero clase, energía y talento para regalar.

Es posible que, en otro ARF, con cabezas de cartel con mayor entidad, actuaciones como la de Mott the Hoople podrían haber quedado en un injusto segundo plano así que es apropiado reconocer su trabajo y su esfuerzo a Last Tour por brindar la opción de ver a una formación de estas características. Exactamente lo mismo que con Dream Syndicate y Gluecifer. Los primeros ofreciendo una tremenda descarga en el tercer escenario y los segundos reventando el escenario grande en un tour de reunión en el que parece que jamás hubiesen parado de tocar.

Próximo ARF

Según comunicado remitido por Last Tour horas antes del cierre de la presente edición, el festival ya avanza la primera confirmación del año que viene y fechas, Wilco, que regresará al ARF catorce años después para la edición que se celebrará los días 21 y 22 de junio de 2019. Es costumbre en la promotora adelantar fechas durante sus festivales, una medida que gira tanto en la pura información como en la posible “directa”, a quien organiza desde Madrid y exsocio de Last Tour, Javier Arnaiz, los festivales Download y Mad Cool, quizá en un intento de que las fechas no coincidan, ya que los dos festivales corren bastante en paralelo en cuanto a propósitos musicales.

Además, Last Tour fijaba la asistencia al festival en 31.250 «amantes de la música en directo». A las 15.050 personas que se congregaron el viernes en Mendizabala (tuvo mérito], se suman las 16.200 de la jornada del sábado, a priori con más tirón y mejor fecha.