GARA
Túnez

Una emboscada de Al Qaeda evidencia la amenaza yihadista en Túnez

La emboscada yihadista, reivindicada por la sección magrebí de Al Qaeda, se saldó con seis guardias nacionales muertos y coincide con una grave crisis política en el partido en el Gobierno y con el inicio de una temporada veraniega con un anunciado repunte turístico.

Una bomba explotó el domingo al paso de un convoy de la Guardia Nacional, que fue luego ametrallado, en el noroeste del país. La emboscada, la más sangrienta desde 2016, se saldó con seis guardias nacionales muertos y fue reivindicada por Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) que, junto con Jund al-Jilafa, grupo vinculado al ISIS, está implantado en esa zona montañosa y fronteriza con Argelia.

El ataque, que tuvo lugar en la zona de Ain Sultan, en la provincia de Jenduba, evidencia la presencia y la amenaza latente del yihadismo. Aunque las fuerzas de seguridad y los observadores estiman que esos grupos están debilitados y desestructurados, perpetran atentados esporádicos, sobre todo en el maquis del noroeste.

Estado de urgencia desde 2015

Desde la caída del régimen de Ben Ali en los albores de 2011, en el inicio de las Primaveras Árabes, al menos 118 soldados y guardias nacionales han muerto en ataques, la mayor parte en dicha región fronteriza. La situación seguritaria ha mejorado desde que en noviembre de 2015 un atentado suicida en plena capital tunecina matara a 12 agentes de la guardia presidencial. No obstante, el país árabe norteafricano sigue oficialmente en estado de urgencia. El país fue, asimismo, escenario en 2015 de tres graves atentados yihadistas que segaron la vida de 72 personas, 60 de ellos turistas El anterior ataque más sangriento tuvo lugar en 2016, pero en la zona fronteriza con Libia (noreste), cuando los yihadistas lanzaron un asalto contra instalaciones policiales y militares en Ben Guerdane, dejando un saldo de 20 muertos, siete de ellos civiles, 13 uniformados y y 35 supuestos yihadistas.

Según un informe publicado el pasado mes de enero por el laboratorio de ideas (think-tank) estadounidense Instituto Washington para la Política de Oriente Próximo, al menos 1.500 tunecinos se han unido a las filas de grupos yihadistas en la vecina Libia.

El pasado mes de abril, un soldado tunecino murió en un enfrentamiento con yihadistas armados en la región montañosa de Kasserine (centro-oeste). En abril, un yihadista se inmoló cuando era perseguido por la Policía en Ben Guardane. La emboscada del domingo tiene lugar en el arranque de un verano en el que la mejora de la seguridad y el regreso al país de los turoperadores hacían presagiar una esperanzadora temporada turística. Coincide, asimismo, con una grave crisis política en el seno del partido gobernante, Nidaa Tounes, en la que el primer ministro, Youssef Chahed, acaba de destituir a su ministro de Interior para sofocar una revuelta interna,

El investigador Matt Herbert destaca que «la inmensa mayoría del país es segura», pero insiste en que, para acabar con la amenaza yihadista, además de la ofensiva militar «se necesitaría una estrategia global orientada a la población (…) para resolver los problemas econó- micos y de gobernanza que esos grupos explotan«, concluye el miembro de la Iniciativa Mundial contra la criminalidad transnacional organizada.