Se acabó lo que se daba. Por cierto, no se le ve muy animado tras estos días de fiestas.

Digamos que me puede la nostalgia de una época más feliz en la que era el rey supremo de los tragos sanfermineros.

¿Se siente relegado por otros vasos?

Desde luego [pone cara de indignación]. Esos advenedizos de plástico han ocupado el espacio que nos merecemos contenedores bastante más dignos. Y además, para terminar por los suelos ensuciando la ciudad.

El Ayuntamiento de Iruñea está trabajando para intentar poner fin a esa situación con el vaso reciclable. ¿Qué le parece esa iniciativa?

Todo lo que sea poner coto al intrusismo de los vasos de usar y tirar me parece bien, aunque, como comprenderá, sigo defendiendo a capa y espada la presencia del vidrio.

Pero su rotura sembraba de trozos punzantes el adoquinado. No sé qué es peor...

Lo que pasa es que vivimos en una sociedad que consume todo a toda velocidad y, en ese mundo de la inmediatez, el vaso de tubo no termina de encajar. Nosotros estamos para ese trago largo bien tirado y saboreado como se merece y no para el aquí te pillo, aquí te mato del garrafón, que deja el cuerpo hecho trizas. Me temo que soy el último dandy de las barras sanfermineras.

Hay que reconocer que no es lo mismo un cubata en un vaso de tubo que en uno de plástico.

O en mi querida compañera la copa de balón. ¡Y por supuesto que no es lo mismo! Incluso los camareros no escancian con el mismo cariño dependiendo del material. Sin lugar a dudas, todo es diferente y en mi caso, para mejor, porque, a fin de cuentas, estamos al servicio de aquellas personas que buscan calidad en medio de los sanfermines. Somos los únicos que garantizamos el mejor pelotazo en las mejores fiestas del mundo.